Comemos en el Cordano, un clásico, causa y una tortilla de verduras riquísima, y hacemos una larga sobremesa con Inca Kola helada para dibujarlo con calma. Damos vueltas por aquellas calles y luego nos echamos una siesta.
Salimos justo para ver la última sesión del IIº Festival Internacional de Clarinete en la primera sede del Conservatorio Nacional de Música. Tocan el guatemalteco Sergio Reyes y el belga Ronald van Spaendonck. Me pongo a dibujar a lo Santiago Ríos. Sólo que destrozo la punta del rotu gordo para conseguir doble imagen que le de cierto movimiento. También dibujo al público.
Salimos, la peatonal de la Unión o la Merced está bonita llena de gente con los comercios cerrados. Hay
sólo pequeños vendedores de cosas raras como ratas de un increíble realismo. En la Alameda está la feria del chilcano (un combinado con pisco) y el pisco. Nos comemos un chicharrón de chanco con cebolla y yo lo riego con un chilcano de a medio litro que me pone contén. Y a luego nos zampamos una leche asada que es como un flan casero. Unos de Arequipa me preguntan que si soy de allí, que tengo el acento. Esto es preocupante.
Paseamos despacito con el fresquito de la noche. Cada cual se monta su show. En San Martín el banco de las reivindicaciones tiene cola, y es que el mundo está mu malismamente mal repartío. Un medigo hace un cuaderno pintando con un rotulador gordo sobre un fotomontaje de poíticos. Me gusta, le pido que me lo enseñe y me regala una fotocopia que tiene para estos menesteres de la cosa de la propina. Los violines descubren la rendija de los cuartos. Se malogran. Yaah.
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