viernes, 31 de enero de 2025
jarra pintada esperando al horno
Sobre gres negro, porcelana licuada mezclada con tierras de colores (Muel, Bolaños, Galicia), carbonato de cobre, gres negro y rojo. Muy empastada dejando pegotes por las paredes.
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jueves, 30 de enero de 2025
moriyama hace fotos con el estómago
Figura clave de la fotografía japonesa. Su fuerte personalidad y la singularidad de su obra, desarrollada a lo largo de las últimas cuatro décadas, puede verse hoy como el eslabón que conectó a los grandes fotógrafos que condujeron la renovación de la fotografía en Japón, entre los años cincuenta y sesenta, y las nuevas generaciones que surgieron a partir de los setenta. Su estilo, rabiosamente personal y sin concesiones, se despliega a lo largo de una trayectoria de enorme coherencia y continuidad desde que publicó su primer trabajo, en 1965.
Este programa estético puede servir perfectamente para describir el estilo que caracterizará a Moriyama a partir de este momento, que permanecerá asociado a su obra y que se irá radicalizando con los años. Emprende entonces la publicación de sus trabajos más conocidos, centrados ya en el registro de la ciudad moderna. Pocos autores han plasmado como él lo que implica y genera el hecho urbano: el caos, la velocidad, los límites de la ciudad y de la vida cotidiana, la marginación, la alienación, los signos gráficos omnipresentes, la violencia de la mirada, la publicidad, la deshumanización, los cuerpos expuestos, la animalidad, la sensación de laberinto. Imágenes violentas, provocadoras, obscenas en su desnudez e inmediatez, en muchas ocasiones cargadas de brutalidad, imágenes acordes con la crudeza de lo que registran.
En paralelo, Moriyama realiza otros trabajos consistentes en hacer reproducciones de fotografías tomadas por otros, de pantallas de televisión, de fragmentos de negativos, de carteles. Imágenes que se preguntan sobre la naturaleza de la fotografía, que cuestionan la verdad documental y que, según sus propias palabras, "son un discurso de adiós a una fotografía demasiado satisfecha de sí misma como para poner en cuestión su propia significación".
En este sentido, lo que la define y singulariza por encima de todo es su posicionamiento y su compromiso, tanto frente a la fotografía como frente al mundo. Para él, la fotografía es un acto casi orgánico, muy físico y visceral. Afirma que hace sus fotos "no solamente con los ojos, sino con todo mi cuerpo", y de sus vísceras, elige fotografiar "con el estómago, porque hay que ser tan resistente como aquello que ves con tus ojos".
Sus imágenes se interesan ante todo por la captación de atmósferas, lo que en su caso equivale a decir fragmentos de vida. Estas fotografías nos tocan de cerca, despliegan toda su crudeza y su brutalidad porque no se limitan a registrar objetos o personas, sino que extraen condiciones de existencia; quizá por ello describe su actividad fotográfica como el fruto de un estado febril, llevado por el azar, cargándose de la energía de la calle, confundido entre la gente y disparando prácticamente sin mirar por el visor, impregnándose de la vida que nos rodea.
Moriyama es un irreducible crítico de la sociedad contemporánea, lúcido y pesimista, que construye con sus imágenes un muro para evitar que la realidad pase a nuestro lado sin percibirla, o en el caso de percibirla, la olvidemos. —Alberto Martín en ElPaís
Aunque su obra resiste las etiquetas y las categorías, puede ser definido con claridad como un fotógrafo de la calle, un artista que ha convertido la vida en la ciudad, sus atmósferas y sus habitantes, en el núcleo de su trabajo y de su filosofía creativa. Y si hay una ciudad a la que esté íntimamente ligado es Tokio, donde ha realizado la mayor parte de sus trabajos, y en especial en uno de sus barrios, Shinjuku, la zona preferida de Moriyama.
Daido Moriyama nació en Ikeda, cerca de Osaka, en 1938. Sus primeras inclinaciones le llevaron hacia el diseño gráfico, ámbito que abandonó pronto para comenzar un acercamiento progresivo a la fotografía. Algunos encuentros fundamentales determinaron y marcaron sus inicios como fotógrafo. Primero, el descubrimiento de la obra de dos autores que influirían enormemente en él. Por un lado, William Klein, cuyo impactante y rompedor libro sobre Nueva York, publicado en 1956, le daría las claves para encontrar su estilo formal y encauzar su interés por la vida urbana, y por otro, Shomei Tomatsu, cuyo impresionante trabajo sobre Nagasaki y, en especial, su serie Ocupación, sobre los efectos de la americanización de la sociedad japonesa, le abrieron el camino para configurar una mirada crítica y construir una fotografía documental asentada en conceptos nuevos alejados del realismo y la narratividad. Moriyama confiesa que, con Tomatsu, tomó "conciencia del poder de una imagen, de su formidable impacto". Más tarde, fruto de un viaje a Nueva York a principios de los setenta, Moriyama descubre la obra de otro fotógrafo en quien reconoce su tercera gran referencia; se trata de Weegee, de quien absorbió magistralmente el uso de la luz artificial, el peso de la noche y la percepción de la violencia urbana.
El segundo encuentro fue con el fotógrafo Eiko Hosoe, para quien trabajó como asistente de 1961 a 1963, tras trasladarse a vivir a Tokio: "Creo que no exagero si digo que durante los tres años que estuve con Eiko Hosoe aprendí todo lo que había que saber de fotografía". Poco tiempo después, tras realizar una de sus series más conocidas, Japan Theatre (1968), sobre un grupo experimental de teatro de calle, en la que los actores aparecen convertidos en personajes marginales, entra en contacto con la revista Provoke, en la que encuentra un contexto perfecto para afianzar su estilo. Aquí publica dos trabajos: una serie de desnudos femeninos borrosos o desenfocados, y otra de botellas de refrescos y paquetes de detergentes. Esta publicación se convirtió en un punto de encuentro muy crítico sobre la sociedad y la cultura del momento. Proponían una estética radical, una forma extrema acorde con las transformaciones que estaba sufriendo la sociedad japonesa y opuesta a los principios del realismo documental. Creaban imágenes borrosas, desenfocadas, movidas, muy contrastadas y con mucho grano, con encuadres forzados e inclinaciones, con un significado ambiguo e incierto, prefiriendo la fragmentación y la subjetividad a la narratividad y la objetividad tradicionalmente asociadas al hecho fotográfico.
Este programa estético puede servir perfectamente para describir el estilo que caracterizará a Moriyama a partir de este momento, que permanecerá asociado a su obra y que se irá radicalizando con los años. Emprende entonces la publicación de sus trabajos más conocidos, centrados ya en el registro de la ciudad moderna. Pocos autores han plasmado como él lo que implica y genera el hecho urbano: el caos, la velocidad, los límites de la ciudad y de la vida cotidiana, la marginación, la alienación, los signos gráficos omnipresentes, la violencia de la mirada, la publicidad, la deshumanización, los cuerpos expuestos, la animalidad, la sensación de laberinto. Imágenes violentas, provocadoras, obscenas en su desnudez e inmediatez, en muchas ocasiones cargadas de brutalidad, imágenes acordes con la crudeza de lo que registran.
En paralelo, Moriyama realiza otros trabajos consistentes en hacer reproducciones de fotografías tomadas por otros, de pantallas de televisión, de fragmentos de negativos, de carteles. Imágenes que se preguntan sobre la naturaleza de la fotografía, que cuestionan la verdad documental y que, según sus propias palabras, "son un discurso de adiós a una fotografía demasiado satisfecha de sí misma como para poner en cuestión su propia significación".
En el extremo opuesto se sitúa Moriyama cuando expone su propia concepción de lo que para él significa la fotografía y el hecho de disparar: "Pienso que, ante todo, debería reflejar mis ideas y mi punto de vista sobre el mundo por encima de la fotografía en sí. En concreto, a través de mi conocimiento de lo cotidiano, creo que el ser humano y el mundo que lo rodea no son hermosos. No tengo ningún optimismo que me lleve a pensar que ahora estamos en una vida color de rosa".
En este sentido, lo que la define y singulariza por encima de todo es su posicionamiento y su compromiso, tanto frente a la fotografía como frente al mundo. Para él, la fotografía es un acto casi orgánico, muy físico y visceral. Afirma que hace sus fotos "no solamente con los ojos, sino con todo mi cuerpo", y de sus vísceras, elige fotografiar "con el estómago, porque hay que ser tan resistente como aquello que ves con tus ojos".
Sus imágenes se interesan ante todo por la captación de atmósferas, lo que en su caso equivale a decir fragmentos de vida. Estas fotografías nos tocan de cerca, despliegan toda su crudeza y su brutalidad porque no se limitan a registrar objetos o personas, sino que extraen condiciones de existencia; quizá por ello describe su actividad fotográfica como el fruto de un estado febril, llevado por el azar, cargándose de la energía de la calle, confundido entre la gente y disparando prácticamente sin mirar por el visor, impregnándose de la vida que nos rodea.
Moriyama es un irreducible crítico de la sociedad contemporánea, lúcido y pesimista, que construye con sus imágenes un muro para evitar que la realidad pase a nuestro lado sin percibirla, o en el caso de percibirla, la olvidemos. —Alberto Martín en ElPaís
martes, 28 de enero de 2025
el duelo de francisco toledo
Su arte reflejó un gran aprecio por la estética de la naturaleza, particularmente la de animales que no son convencionalmente asociados con la belleza, como por ejemplo, monos, murciélagos, iguanas, sapos e insectos. En su escultura, tuvo dos formas de expresión: una donde representó cosas del mundo natural, específicamente bestiarios de distintos animales, y otra donde se despegó totalmente de la realidad. En su obra abunda la representación de figuras humanas y de otros animales en una suerte de apareamiento, ya sea explícito o simbólico. En ese sentido, su visión moral afirma que el mundo de los humanos y el de los animales es uno con la naturaleza. En sus cuadros se representa mucho la androginia.
Toledo usó la modernidad y la vanguardia de otras civilizaciones, especialmente la europea, para sus obras y mostró un sentido de lo fantástico muy desarrollado, al crear criaturas antropomórficas que son, a la vez, monstruosas y juguetonas, personajes que incluye en sus papalotes, libros de artista, máscaras, piezas de joyería y complejos grabados. Debido a sus obras, se dice que Toledo perteneció a la Generación de la Ruptura, aunque no haya pertenecido históricamente a la misma.
Toledo usó la modernidad y la vanguardia de otras civilizaciones, especialmente la europea, para sus obras y mostró un sentido de lo fantástico muy desarrollado, al crear criaturas antropomórficas que son, a la vez, monstruosas y juguetonas, personajes que incluye en sus papalotes, libros de artista, máscaras, piezas de joyería y complejos grabados. Debido a sus obras, se dice que Toledo perteneció a la Generación de la Ruptura, aunque no haya pertenecido históricamente a la misma.
El también activista social, incorporó a su obra animales como el pulpo, el sapo y la araña, pero también otros elementos desgarradores: rostros con signos de tortura, miembros amputados e incluso un cráneo cercenado, basado en un episodio de violencia ocurrido en su natal Juchitán en los años setenta.
En 2014, Francisco Toledo trabajó en el taller de cerámica roja de Claudio Jerónimo López, en San Agustín Etla, en Oaxaca, para producir una serie que aludía a la violencia extendida que prevalece en México y el mundo en el primer cuarto del siglo XXI. El grueso de las obras se exhibió en la muestra Duelo (2015–2016), muestra que exhibe su producción compuesta por casi un centenar de piezas de cerámica de alta temperatura realizada en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, acentuaba el dramatismo de las obras con iluminación puntual y de altos contrastes. Las piezas fueron pintadas en color rojo como forma de evocar la sangre y, como referencia explícita hacia el dolor y la tortura, aspectos que han sido destacados por Toledo en su asombro por la violencia que se vive en el mundo entero.
Siempre que observo la obra de Toledo está presente el color rojo en mil formas y texturas posibles: rojo fuego, rojo sangre, rojo quemado y rojo natural nacido de pigmentos oaxaqueños que han inspirado todo un movimiento de artistas plásticos originarios de esa ciudad.
La exposición produjo un impacto profundo, tanto por la maestría de las obras, como por la forma en que Toledo expresó el lamento social por cientos de miles de asesinatos y desapariciones en México. La decoración de las obras es un registro histórico: acumulaciones de fragmentos corporales de animales y humanos, figuras dolientes, muchas de ellas sin ojos, y la combinación de huesos, cordeles, cintas adhesivas y bultos que se han vuelto el vocabulario de las ejecuciones en el país. Las fotos corresponden a piezas expuestas en la muestra Duelo.
lunes, 27 de enero de 2025
domingo, 26 de enero de 2025
sábado, 25 de enero de 2025
sobre el inventor del kanfort
Manuel González Scott-Glendowyn, coronel de Estado Mayor retirado, fue un empresario de éxito -patentó las marcas Kanfort y Hurra-, pero ante todo era un gran amante del arte africano. Su afición le llevó a compendiar una extraordinaria colección de esculturas de bronce de ese continente. De uno de sus viajes a Nigeria se trajo a Inocencio A., a quien convirtió en su empleado doméstico. El lunes, Inocencio confesó a la Policía Local de Jávea (Alicante) que acababa de asesinar a su patrón y a la esposa de éste. A él lo acuchilló y a ella, Ángeles Bravo, la estranguló en el chalé de Jávea donde el matrimonio veraneaba. Una enfermedad mental, una esquizofrenia, puede ser el germen del estallido de violencia que abocó al criado a quitar la vida a sus empleadores.
Manuel González era un buen conocedor de África y especialmente de Nigeria, donde mantenía relaciones empresariales y consiguió las mejores piezas de su colección de esculturas de bronce africano de los siglos XVII y XVIII, una de las más completas a nivel internacional.
González patentó la marca Kanfort, de productos para limpiar zapatos de cuero, ahora en manos multinacionales. También fundó la firma Hurra, de espuma contra la suciedad de alfombras y tejidos. Mantenía, además, negocios de pesca de marisco con barcos en Nigeria, según ha reconocido uno de sus íntimos amigos, Francisco Giménez, que fue alcalde de San Roque, localidad gaditana a la que el fallecido estaba muy vinculado.
El Ayuntamiento de San Roque celebró ayer un pleno extraordinario y urgente para expresar su consternación por el doble crimen, manifestar las condolencias a la familia y para emprender los trámites para declarar a Manuel González hijo adoptivo de la ciudad.
La ciudad de San Roque esta agradecida a González por la entrega desinteresada que éste hizo de su colección de esculturas y bocetos del artista imaginero Luis Ortega Bru. Con esta cesión, San Roque ha abierto un museo.
“Yo soy Manolo González, sin don y sin más apellidos” decía el coronel de Estado Mayor, experto en el arte de la guerra, coleccionista, mecenas, inventor y, sobre todo, emprendedor y empresario de éxito. El fue el inventor de una crema para el calzado y una espuma para limpiar tapicerías. Sin embargo, hace casi medio siglo el Kanfort y la espuma seca Hurra, acompañada de su esponja, revolucionaron el mercado y fueron toda una novedad para las amas de casa de mucho mundo.
ElMundo
Manuel González era un buen conocedor de África y especialmente de Nigeria, donde mantenía relaciones empresariales y consiguió las mejores piezas de su colección de esculturas de bronce africano de los siglos XVII y XVIII, una de las más completas a nivel internacional.
González patentó la marca Kanfort, de productos para limpiar zapatos de cuero, ahora en manos multinacionales. También fundó la firma Hurra, de espuma contra la suciedad de alfombras y tejidos. Mantenía, además, negocios de pesca de marisco con barcos en Nigeria, según ha reconocido uno de sus íntimos amigos, Francisco Giménez, que fue alcalde de San Roque, localidad gaditana a la que el fallecido estaba muy vinculado.
El Ayuntamiento de San Roque celebró ayer un pleno extraordinario y urgente para expresar su consternación por el doble crimen, manifestar las condolencias a la familia y para emprender los trámites para declarar a Manuel González hijo adoptivo de la ciudad.
La ciudad de San Roque esta agradecida a González por la entrega desinteresada que éste hizo de su colección de esculturas y bocetos del artista imaginero Luis Ortega Bru. Con esta cesión, San Roque ha abierto un museo.
“He limpiado los zapatos a media España”, decía mucho después el empresario, que no dudó en montar su primer taller en su propia casa y en poner a trabajar en él a su mujer y a las de sus dos socios. El despegue de producto y marca se produjo poco después y por todo lo alto. Porque, los dueños de la incipiente empresa, no dudaron en fletar un avión y en presentar su betún en la Feria Internacional de Chicago. Se estrenaban los años 60 y el Kanfort encontró su hueco en el mercado norteamericano. De allí saltó además a México y Canadá.
viernes, 24 de enero de 2025
los días perfectos
Nada de lo que ocurre es extraordinario, y sin embargo es un día perfecto, merece un reportaje, dos páginas enteras de un periódico para narrar en exclusiva la extraordinaria noticia de un día perfecto. No ven el Taj Mahal, no comen en un tres estrellas Michelin, no les hacen una visita nocturna y privada a un museo, no se meten MDMA mientras follan en el Standard, no escuchan a los Rolling en directo, no se beben un Krug de treinta años mientras abren una lata de caviar, no se ponen un esmoquin y les reciben con antorchas en la casa de un príncipe italiano arruinado, no pasa absolutamente nada que no pueda pagarse cualquiera, cualquier día en cualquier sitio, y sin embargo, no hay más que verlo para saber que fue un día perfecto. —Jacobo Bergareche en Los días perfectos
jueves, 23 de enero de 2025
arturo ruiz, un asesinato escondido 48 años
El asesinato de Arturo Ruiz García, cometido en una manifestación proamnistía en Madrid el 23 de enero de 1977 por José Ignacio Fernández Guaza, miembro de los Guerrilleros de Cristo Rey, y que según sus propias declaraciones públicas, mantenía una estrecha relación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se produjo en un contexto de violencia política caracterizado por el uso de la fuerza como herramienta política por parte del Estado o sectores de mismo que utilizaron a los grupos de extrema derecha dentro de una estrategia de tensión para mantener el control político de la Transición. Según investigaciones y declaraciones posteriores, Fernández Guaza habría contado con el apoyo de las autoridades para huir de España y establecerse en Argentina, lo que plantea interrogantes sobre la implicación de las instituciones estatales en el encubrimiento del crimen. El crimen no solo es un caso aislado, sino que se inscribe en un patrón de acciones coordinadas que podrían contar con la connivencia de las fuerzas de seguridad, tal y como recogió en su libro Carlos Portomeñe La matanza de Atocha y otros crímenes de Estado. Anatomía de la Transición.
Su hermano Miguel Ángel Ruiz ha registrado una petición al Ministerio del Interior pidiendo la desclasificación de documentos relacionados con el asesinato para reivindicar el derecho a la verdad sobre otros crímenes perpetrados por la ultraderecha durante la transición sangrienta y esclarecer las posibles conexiones entre los autores de estos crímenes y las fuerzas de seguridad de la época. La petición destaca la necesidad de acceder a archivos oficiales que puedan arrojar luz sobre estos hechos, cumpliendo con lo establecido en la Ley de Memoria Democrática. Esta norma reconoce el derecho de las víctimas y de la sociedad a conocer la verdad sobre las violaciones de derechos humanos ocurridas durante el franquismo y la Transición. Entre la documentación solicitada figuran informes policiales, registros de actividad de las fuerzas de seguridad y comunicaciones internas del Ministerio del Interior que puedan revelar detalles sobre el caso de Arturo Ruiz y su conexión con otros episodios de violencia política de la época. Miguel Ángel Ruiz subraya que la falta de información oficial perpetúa la impunidad y niega a las familias el cierre necesario para superar el impacto de estos crímenes. “La verdad es un derecho inalienable que no puede quedar subordinado a intereses políticos o administrativos”, ha declarado.La petición, redactada con el apoyo de los abogados Amanda Meyer, Juan manuel Alcoceba y Mauricio Valiente, también aboga por la reparación simbólica e institucional de las víctimas, recordando que el acceso a los archivos y la investigación de los hechos son esenciales para combatir la impunidad y construir una democracia plena basada en la justicia y el respeto a los derechos humanos.
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miércoles, 22 de enero de 2025
fuego en el alto al fuego
30 minutos después del alto al fuego estaban bombardeando y disparando a civiles desarmados. A ver cuándo acaba esta pantomima de verdad, y cuando eso pase vamos a tener que rendir muuuuuchas cuentas.
No han respetado el alto al fuego , hay ataques en el centro y sur de la ciudad de Gaza y en Rafat, están intentando asesinar a 3 periodistas @saleh_aljafarawi @ismail.jood 💔😔
A solo días de haber iniciado el alto el fuego en Gaza, Israel lanza nueva incursión en Yenín, al norte de Cisjordania, y ataca a civiles en su campamento de refugiados. Seis palestinos han sido asesinados y 35 han resultado heridos en un nuevo asalto del Ejército de Israel en Yenín y su campo de refugiados.
El número de libaneses muertos este domingo por disparos israelíes mientras trataban de entrar a sus aldeas ocupadas aumentó a 15 y el de heridos a 83, después de que Israel incumpliera el plazo establecido por el acuerdo de alto el fuego para retirar a sus tropas del sur del Líbano.
No han respetado el alto al fuego , hay ataques en el centro y sur de la ciudad de Gaza y en Rafat, están intentando asesinar a 3 periodistas @saleh_aljafarawi @ismail.jood 💔😔
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martes, 21 de enero de 2025
cabezas con retales
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lunes, 20 de enero de 2025
disposición del artista
La obra de arte no es el objeto, sino la actitud. Una actitud liberalizadora del individuo y a través de él de la colectividad. Una actitud individual ante la vida/arte, la revolución y la muerte.
sábado, 18 de enero de 2025
una cita con el esperpento
Exposición muy recomendable en el Centro de Arte Reina Sofía: Esperpento. Arte popular y revolución estética. Una distorsión crítica de una época nefasta. Hasta el diez de marzo en la primera planta del Edificio Sabatini.
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