martes, 30 de abril de 2019

mestanza en semana santa




Excepto el sábado, en que fuimos reclusos, el tiempo nos respetó y pudimos hacer algunas excursiones al arroyo de Valdecabras y las Piedras del Hituero, la Hoz del Chorrillo, y Arroyo La Huerta y Alto Castillo. Todo está verde y saturado de colores. El aire puro y olor a romero y lavanda. Una delicia.

lunes, 29 de abril de 2019

a alcázar en tren


Alguien se duerme en el hombro de su madre (¿o es su abuela?), mientras ésta maneja el móvil. Pasan encinas y viñas por la ventana. Rayana hace la vida imposible a su madre, que tiene que poner el teléfono a unos centímetros de sus ojos para poderlo leer. Está deseando llegar, es un suplicio. En su conversación telefónica finge que no pasa nada.

domingo, 28 de abril de 2019

bares y cafeterías de ciudad real (27)


















La cervecería tapería de la paraguaya Dora, Toledo esquina Pedrera Baja, tiene tapas de cocina, actuaciones, partidos de fútbol y una terraza pegadita a la Puerta de Toledo. La escondida panadería heladería cafetería Carmela, junto a la Puerta de Toledo solo tiene una puerta a la fachada y recibe la luz de su pequeño patio, es una franquicia de Antiu Xixona que saca terraza en verano. El Abuelillo, en Pedrera con Julio Melgar, es un bar de barrio con tapas al estilo bolañego (guisos, durillas en salsa, albódigas...) y cerveza Cruzcampo a 1,20 euros, y vinos reguleras. Los Llanos, todo un clásico, en la calle Toledo, jarras de cerveza con tapas de cocina por 1,40 euros y clientes del barrio de toda la vida. Los Ángeles, en Carlos Eraña, es un triste bar de barrio. El Aguadero, en la misma calle y acera, es más concurrido, pero el más guarro de Ciudad Real. El bar La Brocheta, en la calle Toledo, es normalito; cañas San Miguel a 1,30 con tapas de cocina reguleras y camarero serio. La cafetería Gasset es cara y aséptica, propia de un hotel. El bar Castellanos, en la calle Carlos Eraña, es un pequeño bar limpio y nuevo, con cañas y vinos con tapas de cocina a precios populares; empezó como bocadillería de los alumnos de los marianistas; por alguna razón, me caen bien.

sábado, 27 de abril de 2019

villarrobledo


Después de una terrible granizada en que los coches se cobijan bajo los puentes, paramos en Villarrobledo. La iglesia, por fuera, resulta viejuna, con las piedras muy desgastadas. Calizas de color ocre anaranjado como comidas por el salitre. Dedicada a San Blas, es una iglesia gótica en su mayoría del siglo XVI. Las fachadas norte y sur son renacentistas, así como la puerta occidental. Impresiona la altura de sus tres oscuras naves de igual tamaño, sustentadas por altas columnas nervadas que, como parras, se abren en la techumbre. Tras el altar, un retablo barroco churrigueresco. Del gótico original solo queda un San Miguel, espada en mano, haciendo piruetas en el aire sobre un malvado e impúdico demonio musulmán, colgado en una pared lateral. En la portada gótica flamígera puede verse, entre las puertas de madera, un San Blas labrado en ese material. Es una iglesia inacabada.

Cogiendo la calle peatonal dedicada a Graciano Atienza, llegamos al bonito Mercado de Abastos, en la Plaza de la Constitución. Es un edificio de 1930, de inspiración neoclásica, construido sobre lo que fuera una laguna que sirvió de abrevadero natural del ganado trahumante, pues aquí confluían varias vías pecuarias. La puerta está en el chaflán de la esquina, abriéndose dos alas siguendo el borde de las dos calles que se cruzan y dejando un espacio intermedio que en la última rehabilitación se ha cubierto y acristalado su fachada en curva.

Flipamos en los Jardinillos Municipales, junto a la plaza, con un tejo, en estas latitudes, y un enorme álamo negro, no tan viejo como parece, pues un señor de más de ochenta años nos dice que recuerda que el lugar fue una pequeña laguna que se tapó y luego se plantaron los árboles. Después descubrimos lo amante que es de la charla aun sin venir a cuento, y nos resulta difícil zafarnos del improvisado guía.

viernes, 26 de abril de 2019

una playa que nos haga felices






Sale el sol por la mañana mientras desayunamos plácidamente en la cafetería Tradicionarius, al otro lado del río. Alejandra nos trae un buen trozo de tarta. Sol y mar funcionan en una playa tranquila sin rascapisos, le digo a Beni. Los dos pensamos en esa pequeña felicidad que a menudo aparece bajo el sol. Sacamos el coche del parking y nos dirigimos a Santa Pola. Paramos en sus salinas, atiborradas de flamencos rosados que, al abrir las alas muestran franjas de un poderoso rojo, blancas y negras.

La playa de Santa Pola, parece un campo recién arado delante de una urbanización. Hacia el sur encontramos unos pinos y una fila de casas bajas mirando al mar, que llaman Pinet. Las casas están vacías y separadas de la playa por unas piedras grandecitas. Parece que el agua llegara hasta aquí. Que el tiempo se hubiera parado hace muchos años, antes del hormigón y el granito. Sentados en las aceras el sol empieza a dulcificarnos y a hacernos sentirnos bien. Paseamos entre las dunas, donde algunas despistadas están tumbadas al sol, y tomo unas notas rápidas para no olvidar este bonito momento. La última casa es un bar, donde hay una reunión de vikingos que van saludándose por oleadas. Con ese ánimo de perpetuar la felicidad pregunto si alguna de esas casas se alquila. No creo, dice el camarero, el mar ya llega hasta ellas, no falta nada para que desaparezcan.

Nosotros, apuramos el tiempo como si ya apenas nos quedara. Un buen sitio para morir, pienso, acariciado por el sol. Pero olvidado este espejismo, seguimos nuestro camino.

jueves, 25 de abril de 2019

la última cena ilicitana

Apretaditos todos para entrar en el mantel de la cervecería tapería El Trastero, donde echamos las últimas risas con salsa picante entre emparedados de blablás con acuarelas larrañagas y unas cebollas dulces y berenjenas chinas del huerto isabelino. Brochazos a la brut amábile de Juan con fulares a la Joan, unos agrados y amarrucos sempere y tierna esposa y, finalmente, tintas aguadas Ana con un átimo de pazienza gherlenda. Y yo allí asomado detrás del espejo. ¡Que llego tarde, que llego tarde!

miércoles, 24 de abril de 2019

vista nocturna del pont nou

Inaugurado el 20 de abril de 1913, hace 106 años, Pont Nou o Puente de Canalejas es la entrada al centro de la ciudad de Elche. El ingeniero Mariano Luiña Fernández lo proyectaría con un material novedoso y casi desconocido para la época: el hormigón armado. Así ganaría el concurso una bóveda de hormigón armado de 50 m. con un tablero del mismo material conectado con la bóveda por medio de esbeltos tabiques aligerados en los extremos. Un proyecto lleno de luz y vistas al Vinalopó que supuso un eje de crecimiento urbano en la margen derecha del río (desde donde está dibujado).

martes, 23 de abril de 2019

el huerto del cura



De numerosas especies arbóreas, así como de cactus, contiene la famosa y monumental Palmera Imperial de siete hijuelos, que brotan de su tronco central. Tiene este nombre porque la Emperatriz Elisabeth de Austria la visitó en 1894, y su dueño se la dedicó. Fue de Andrés Castaño desde la segunda mitad del siglo XIX, primero arrendado y luego como propietario. Su tercer hijo, llamado José, siguió viviendo en ésta que fue la casa de sus padres. Como fuera sacerdote capellán de la cárcel y de las monjas clarisas, se llamó de Huerto del Capellán Castaño a, simplificando, Huerto del Cura. A su muerte, lo compró Don Juan Orts Miralles, empresario de una fábrica de alpargatas, que lo convirtió en su residencia de verano. Su mérito fue negarse a la especulación urbanística. Su hijo Juan Orts Román lo convirtió en jardín de recreo y construyó su casa, que es la actual. Está enterrado en la capilla del Huerto. Casa y jardín fueron el centro de la sociedad ilustrada de su época (primera mitad del siglo XX).

Su fama le viene de su Palmera Imperial, de unos 160 años, cuya visita era casi imprescindible. Actualmente cuenta también con una rocalla de cactus y plantas crasas, algunos ejemplares de pavo real, dos de ellos albinos, patos, estanques, estatuas y la casa, con capilla y biblioteca con una colección de 5.000 volúmenes, otra de autógrafos de personalidades y otra de cerámica valenciana de los siglos XVIII y XIX.

Enfrente está el Hotel Huerto del Cura, con un formidable jardín de palmeras y piscina. Allí nos tomamos el café y dibujamos. Yo dibujo a Mari Carmen y Mireia, mujer e hija de José Antonio, aquel chaval tan curioso y majo, con familia en Villarrobledo y Alcázar de San Juan, que en ocasiones nos hace de guía.

lunes, 22 de abril de 2019

retratos en la comida







Es difícil meter a tanta gente en un restaurante un domingo. Acabamos en uno llamado +Tapas, no demasiado bueno. Este hecho me facilita el dibujo. Enfrente tengo a tres dibujantes de Barcelona: Jaume, Ricard, que va con su maleta rodante llena de material, y Fina, con quien nos prometemos visitas. Ella se repite en el siguiente dibujo, con Juan, Joshemari Larrañaga, famoso cuadernista acuarelista de Ladrones de Cuadernos y Federico. Más abajo: Ramón Sempere y Joshemari, quejándose porque no quiere ni ver las verduras. Aún más abajo: Ana Grasset, de El Escorial y también de Ladrones, donde está preparando una nueva convocatoria para septiembre, usa pluma con tinta permeable que luego curra con pincel de agua; y José Antonio, un tipo educado y curioso que me cae muy bien. Y a la iquierda: Isabel, metida en las movidas de los huertos urbanos y toda ella empoderada, pero de la que no vi ningún dibujo.

domingo, 21 de abril de 2019

cuadernos expuestos en elche


La gente de Cuadernos Viajeros expone los cuadernos, de aquellos cuadernistas y dibujantes que todavía siguen por aquí, en el Passeig de les Eres de Santa Llucia. Ramón no para de fotografiar. Yo hago apuntes rápidos con tinta roja aplicada directamente desde el bote. Le regalo un dibujo a Ramón.

sábado, 20 de abril de 2019

figuras ibéricas en el mahe


Como en todas las sociedades agrarias antiguas, la naturaleza es un tema recurrente en sus imágenes. Fuera del ámbito doméstico, hay una fuerza salvaje que amenaza. El control de esta naturaleza salvaje es la misión del hombre. Y su representación significa una idealización de ambas partes: el monstruo y el héroe. El héroe vencerá a la fiera y ello le dará derecho a disfrutar de los frutos de la tierra. Todo ello se aviene bien con la ideología aristocrática de la cultura ibérica. Las aves son los animales más representados en la cerámica ibera. Detrás van los caballos. El ave, con pico córneo, extiende sus alas emplumadas, a veces atacadas por un oso. Es un icono, no la representación de un animal concreto. Son figuras simbólicas, como las divinidades aladas. Las esculturas son propias de los monumentos funerarios: los toros, arriba dibujados, el oso, la esfinge.

Dada la importancia de los yacimientos iberos como L'Alcudia, existe un proyecto para convertir el Palacio de Altamira, que actualmente alberga objetos de la Edad Media y Moderna, en un Museo Ibero, que incluiría, aunque fuera provisionalmente, la Dama de Elche.

Ibers y romans en terres valencianes

viernes, 19 de abril de 2019

en busca del chopo ilicitano









El álamo o chopo ilicitano. populus euphrática, se pensó era una variedad autóctona de Elche, pues solo se conocían ejemplares aquí y en Abanilla. Hoy sabemos que es una variedad que crece en las orillas del río Eúfrates, por extensión el suroeste de Asia, de ahí su nombre científico, y que seguramente fue traído por los árabes a sus huertas levantinas. De la familia de las salicáceas, es un árbol de ribera muy resistente a suelos secos e incluso salinos. Raramente llega a los 20 metros de alto, y en los alrededores de Elche no superan los 8 metros. Su corteza lisa se va abriendo con el tiempo. Se ramifica desde la base del tronco, dando lugar a grandes arbustos. Sus hojas lampiñas, raramente pubescentes, son coriáceas y glaucas. Las nuevas de la parte inferior del árbol tienen forma lanceolada, y las de la parte superior, son dentadas o aserradas con dientes agudos (pueden verse en la foto superior). Aquí florece en marzo y abril. El fruto es una cápsula ovoide.

El chopo ilicitano de La Glorieta. Foto: diario Información
Ramón me lleva temprano en su coche de campo. Llegamos al camino del pantano, donde, bordeando la acequia, hay una fila de ejemplares medio secos y retorcidos, debido al abandono a que están sometidos. Está claro que han sobrevivido, aunque muy deteriorados, solo gracias a su resistencia a sequías, encharcamientos y salinidad del agua. A nadie les interesa, y están constantemente expuestos a la corrupción de las aguas de la Acequia Mayor. Su extinción está cantada. Existe, además, un problema para su reproducción, y es que todos los ejemplares de Elche son femeninos, por lo que solo es posible reproducirlos asexualmente a través de sierpes (brotes de raíz); es decir: solo es posible conseguir clones, sin desarrollo genético. De esta manera se consiguió un ejemplar, este bien cuidado, con 35 años, 10 metros de alto y buena salud, en la Glorieta, candidato a ser Árbol del Año 2017, y otros dos en la cerca del Hotel del Huerto del Cura.

Ramón, muchas gracias.

jueves, 18 de abril de 2019

en el trastero y el templet

















Cenamos de montaditos en El Trastero, muy cerca de la Glorieta, junto a Nuria y Federico, al que, parece, Elche se le hace pequeño. Los montaditos están buenos y tienen buen precio; pero cuando abren la puerta para servir en la terraza, entra un frío que paqué. Deambulando para buscar un sitio para meter tanta gente a tomar un café, acabamos en el Templet, una cafetería con un salón grande presidido por una Dama de Elche con iluminación de museo. Sacamos los cuadernos y nos dibujamos unos a otros. Hacen retratos sueltos, yo prefiero recordar un momento, una situación. Dolça hace un bonito cuaderno. Las frases oídas llenan los huecos de sus páginas. Joshemari se bebe su pacharán.

miércoles, 17 de abril de 2019

comida en los buenos amigos






En el restaurante Los Buenos Amigos, en García Lorca 81, de Elche, nos juntamos un montón, llenando todo el salón. Nos ponen muy bien de comer a precios más que razonables, con un servicio rápido, por lo que todo son alegrías y buen rollo. Tenemos la oportunidad de hablar entre nosostros e intercambiar cuadernos. Joaquín Dorado nos enseña sus cuadernos de viaje publicados, Juan Espallardo enseña su libreta llena de dibujos de tinta china hechos con pincel, Juan Llorens dibujos a lo bruto dejando que el propio lápiz funcione casi automáticamente. La comida me gusta, especialmente el arroz con costra. Con el aspecto de una gran porción bizcocho, es como una paella cubierta de huevo.

Entre bocado y bocado, dibujo a los dibujantes: En aquel lado de la mesa, Joaquín Dorado, José Luis, Pepe, amante de los árboles y coleccionista de plumillas, Fernando, Pepe, Olga María, Diego y María; en este lado, Beni, Fina y Ana; arriba a la izquierda, Jean, con sus pulseras y más abajo, el trío de comiqueros de Alicante, del grupo La Ajuntaera, Juan Soler, Juan Espallardo (de Murcia) y Demetrio Sánchez, tres amigos cuyo aspecto parece responder a tres clases sociales: la aristocracia, la burguesía intelectual y el pueblo. Pero es solo una impresión basada en la apariencia y modales. Juan Espallardo me cae bastante bien, con mucho sentido del humor. Me hace un retrato. Demetrio me regala los dibujos que ha hecho sobre el mantel.

En el mantel, hago un dibujo de Blasco, otro maestro del cómic con aspecto de druida bretón, que le regalo. También dibujo a Juan Llorens, un artista ilicitano que pinta y da clases de dibujo a los chavales. Es un gran amante del Art Brut, forofo de Basquiat. Como comenté, hace unos retratos muy chulos dejándose llevar por el gesto, de forma automática. Me regala unos catálogos en que aparecen pinturas muy bestias suyas sobre tablas recicladas y pinturas del proyecto Víbora, pinturas murales para decorar el cauce del río. Es un tío que anima y alegra, siempre de buen humor. Me cae muy bien. Él y Ramón Sempere, otro tío formidable, parecen el alma del grupo de Cuadernos Viajeros. Gente maja e interesante que espero seguir viendo.

Noticias sobre Juan Llorens en el diario Información
Web de Juan Espallardo
Sobre Demetrio Sánchez en el diario Información
Cómics de Demetrio en Internet

martes, 16 de abril de 2019

mercadillo de la plaza mayor del raval












                                                                               
Antiguo Ayuntamiento del Raval


El barrio del Raval fue construido por Jaime I para la Morería, extramuros, a una distancia mínima del tiro de un arcabuz a partir de la muralla sur. La Iglesia de San Juan está edificada, precisamente, sobre la que fuera la mezquita. En su Plaza Mayor estuvo muchos años el Ayuntamiento de la Vila. El arco principal, el de entrada, se construyó en 1655 como parte del edificio barroco del Ayuntamiento. En 1970 se rehabilitó, añadiéndole dos pisos, para ser Museo de Arte Contemporáneo. Durante mucho tiempo fue el zoco de este barrio obrero; por eso se puso una estatua homenajeando al alpargatero, inicio de la industria del calzado de Elche y que tantos obreros atrajo a este barrio. En la década de los 50, sin agua corriente, se utilizaba su fuente para coger agua. El sábado 14 de mayo de 1955, a las diez de la noche, se hundió ésta con un grupo de muchachos que formaban parte del equipo del barrio reunidos para recaudar fondos. Tras el estruendo, todo el mundo acudió al socavón y se puso manos a la obra. Dos muchachos pudieron salvarse, cuatro de ellos murieron. Al entierro acudieron más de 30.000 personas. La versión oficial dijo que la culpa fue de los refugios construidos durante la Guerra Civil; pero lo cierto es que esos refugios utilizaron unas galerías ya existentes y tuvo que paralizarse la obra por las filtraciones de la fuente y la lluvia, avisando del grave peligro de hundimiento, no pudiendo utilizarse. La culpa fue pues de la desidia de las autoridades franquistas, que después del suceso aprobarían una partida de 200.000 pesetas para su reparación.
Socavón de la fuente hundida de la plaza

Actualmente, los sábados por la mañana, hay un mercadillo de frutas, hortalizas y otros productos ecológicos, que visito con más dibujantes. Dibujo los puestos: Rosa con sus aceitunas, Ágatha, que hoy se estrena de vendedora, también amiga de los lapiceros, y que me regala un bolsa de calçots, alcachofas y limones, Mariluz, que vende pastas y dulces, Eli, que vende hamburguesas y quesos veganos, el hortelano Roberto y Cristina, que vende plantones. Bajo los soportales, los niños dibujan. Yo les digo que también dibujo. Daniela posa. Detrás pongo a Irene, Nuria y las demás. 

Mientras estoy en ello, suena la llamada. Cargado con la bolsa de hortalizas y limones, nos vamos a comer.

lunes, 15 de abril de 2019

una vista de la basílica de santa maría de elche

Antes de ir al Raval, extramuros, visitamos la torre de la Calahorra, que fuera parte de la muralla. Después de muchos trampantojos, una escalera nos sube a la terraza desde donde hay una bonita vista de la Basílica de Santa María. Sin tiempo apenas, hago este dibujo rápido.