miércoles, 12 de febrero de 2014

apolo jugando con neptuno




Lanzó sus redes al mar, como de costumbre, y pescó el pez más raro que jamás había visto: una rara estatua en bronce del dios Apolo a escala real y de 500 kilogramos de peso. Fue el pasado agosto, a cien metros de la costa y frente a la frontera norte entre Egipto y la Franja de Gaza.

El pescador, el palestino Joudat Ghrab, la llevó consigo a casa, en un carro tirado por un burro, ignorando la importancia de su hallazgo. Pero alguien se percató y le convenció para venderla. “Sentí que era un regalo de Dios”, ha explicado. “Mi situación financiera es muy difícil y estoy esperando una recompensa”. La pieza fue ofrecida brevemente en eBay por un precio de 500.000 dólares, antes de que las autoridades palestinas se incautaran de ella y la trasladaran a un lugar seguro.

Los arqueólogos lamentan que no han podido analizar la estatua hasta ahora. Ayer se presentó en público. Y solo pueden concluir que fue fundida hace al menos dos mil años, entre el siglo V y I a.C. Su aparentemente buen estado de conservación les sugiere que la pieza fue en realidad descubierta en algún yacimiento terrestre.

Su valor es incalculable. “Es única. Podriamos decir que no tiene precio”, asegura Jean-Michel de Tarragon, historiador de la Escuela Bíblica y Arqueológica francesa de Jerusalén. “Es muy, muy raro encontrar una estatua que no esté realizada en mármol o piedra”, ha explicado a Reuters.


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