Hace tantos años que recuerdo muy pocas cosas. Las uñas muy comidas en unos dedos que colocaba para abajo, con los codos pegados al cuerpo, formando una extraña figura. Gafas de sol escondiendo una noche divertida. Inocente y feliz como un buda, haciendo su papel de rockero. Deslizándose entre pasillos como el que escurre el bulto. Y un sueño de grandes escenarios.
Parecía no necesitar demasiado para ser feliz. Pero luego casas, hijas, motos. Creo que sigue veraneando en San José. Con el fantasma de Joe Strummer.
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