El peregrino cuadernista lleva un pequeño plus de equipaje, una pequeña bolsa a la que acceder rápidamente.
Dentro hay: unas tijeras escolares, un trapo secante, unas gafas, el cuaderno (con los mapas de las etapas ya perfilados), una caja de acuarelas con algún recambio, un pincel, rotuladores pilot 0,5 y 0,7 (para escribir y dibujar, el segundo aguanta el coloreado en acuarela), un pincel de tinta china con recambios, el lápiz lisérgico (para la hora bruja), un tubo de gouache blanco, una brújula, pegamento en barra y un bote de agua (el de un carrete fotográfico vale).
Mis cuadernos del Camino se abren de atrás a delante, siguiendo la ruta del Oeste al Este.
genial Jose María...
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