lunes, 4 de junio de 2012

el real jardín botánico


Es uno de mis sitios favoritos de Madrid. Más retiro que El Retiro, más apacible y recogido, es un museo de plantas vivas. Una colección que se inició en 1781, tras los proyectos de Sabatini y Juan de Villanueva, donde se incluían la actual Cuesta de Moyano y el solar del Ministerio de Agricultura, que serían segregados en la nefasta década (1880-1890) en que también un ciclón acabó con la vida de 564 valiosos árboles. Mariano de la Paz Graells instaló un zoológico, que sería el origen de la Casa de Fieras del Retiro.

Hoy puede pasearse tranquilamente a la sombra de árboles legendarios como el pantalones (un olmo de dos grandes troncos de unos 220 años), el abuelo (un ciprés de unos 240 años y 32 metros de altura), un olmo del Cáucaso de 200 años, un ginkgo de 110 años, un haya roja de 100 años, algunos almeces impresionantes y las enormes socuoyas que rodean la fuente.
Es en los bancos de esta fuente donde mejor he disfrutado de la lectura en esos días en tinta negra en que la gente trabaja. Lo visité un domingo del mes pasado y sólo había guiris (la entrada ya cuesta 3 euros) no dispuestos a hacer la enorme cola del Prado. Conserva en muy buen estado la Estufa de las Palmas, un invernadero de 1856 con una calefacción curiosa que funcionaba con la fermentación del estiércol.

Las hojas y dibujos corresponden a una visita el día de Todos los Santos de 2006. Con hojas de la acacia del Japón, el almez, el ginkgo, el caqui, el sanguino, el pantalones, el laurel, el roble americano, el pruno, el falso plátano, el aligustre y el tilo. Y los dibujos de la fuente, el abuelo y el olmo del Cáucaso de unos 200 años, al que le había crecido una higuera loca.

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