sábado, 12 de agosto de 2023

dos bisontes modelados en el magdaleniense


    Cerca de la localidad francesa de Montesquieu-Avantès, en la región de Midi-Pyrénées, hay un sistema subterráneo de cavernas, algunas de ellas comunicadas, y que presentan grabados y pinturas rupestres del período Magdaleniense, fechadas en torno al 17000-10000 a.C. En una de ellas, la de Tuc d’Audoubert, se conserva un conjunto único dentro del arte paleolítico, dos bisontes esculpidos en arcilla.

Los tres hermanos con su padre y Breuil a la entrada de la cueva.
    La cueva de Tuc d’Audoubert fue descubierta en 1912 por los tres hijos adolescentes del conde de Bégouën, quienes dos años más tarde hallarían también la contigua gruta de Trois Frères (llamada así por ellos, tres hermanos). Ambas grutas no están comunicadas, siendo la de Trois Frères la que presenta un más rico conjunto de arte parietal consistente en grabados y pinturas. Fueron examinadas por el famoso arqueólogo e historiador Henri Breuil, quien publicó varios estudios sobre las mismas.

    Tuc d’Audoubert no es tan rica pero se ha hecho famosa precisamente por el hallazgo de dos bisontes esculpidos en arcilla, de una belleza natural realmente asombrosa, que los convierten en un conjunto único dentro del arte paleolítico, y se cuentan entre las más grandes y estilizadas esculturas prehistóricas que han sobrevivido. La cueva tiene galerías en tres niveles, estando la más baja atravesada por las aguas del río Volp. La más alta y lejana a la entrada, unos 900 metros, es precisamente la Sala de los Bisontes, en la que también hay esbozos de otros dos bisontes, en forma de grabados en el suelo, y huellas de pies humanos. Los dos bisontes de arcilla fueron modelados, según los historiadores, utilizando algún tipo de espátula, y las marcas de los dedos del escultor todavía son visibles en varias partes como las mandíbulas. Uno es macho y otro hembra, y tienen una anchura de 63 y 61 centímetros y unos 46 de alto. También presentan grietas, probablemente producidas al secarse la arcilla inmediatamente después de haber sido esculpidos.

    La escena representa el preambulo del apareamiento de ambos animales, y se ha puesto en relación con rituales o ceremonias chamánicas que se pudieron desarrollar en el interior de la caverna, una teoría reforzada por el descubrimiento de numerosas huellas de niños. Su magnífico estado de conservación es debido a la ausencia de agua filtrada en la galería, y a que el acceso siempre fue ciertamente complicado.

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