martes, 1 de agosto de 2023

el hombre sin olfato





   Cuando hablamos de los gases que estamos emitiendo, solo pensamos en el CO2 que está cambiando la temperatura y el clima, pero si piensas en el ozono [troposférico], verás que es uno de los mayores oxidantes. Eso significa que cambia todas las moléculas que tienen un doble enlace, lo que incluye todo lo que huele. Y eso es lo que hemos visto en muchos estudios. Acabamos de publicar un trabajo en el que describimos cómo los insectos no se encuentran entre ellos para aparearse por este motivo. Los machos ya no huelen como deberían e intentan aparearse entre sí, en lugar de con las hembras. Todo está siendo alterado porque las cosas ya no huelen a lo que deben y esto incluye el olor de las flores. Estamos cambiando el paisaje de olores de la Tierra y las cosas huelen diferente, eso está claro.

    Los animales que viven en el océano y buscan pescado, como las aves, las focas y las ballenas, utilizan el olor del fitoplancton que es el dimetilsulfuro (DMS) porque es del que depende el resto de la cadena y les indica la presencia de alimento. Pero cuando toda esta enorme cantidad de plástico que ahora flota a la deriva se descompone, el gas que emite es precisamente este DMS. La consecuencia es que los animales creen que es un buen lugar para pescar, se encuentran con estos residuos y se los comen. Por eso aparecen tantas aves y peces con el estómago lleno de plástico.

    Para muchos animales, y también un poco para nosotros, el olor es muy importante. Para algunos, como los insectos, es una cuestión vital. Hay otro buen ejemplo de los efectos del Antropoceno; hemos hecho experimentos con hormigas que, como sabes, tienen un olor para cada hormiguero, y así es como se reconocen. Cuando regresan al nido, si no reconocen su olor, las otras las matan. Tomamos una hormiga de la colonia, la exponemos a ozono durante una hora y, cuando regresa, la matan, porque no huele como debe. Esto muestra que los cambios de olor tienen un profundo efecto en cómo los animales interactúan. 

     Nuestro problema es que no podemos imaginar el mundo olfativo de estos animales, porque nosotros no podemos hacer eso. Una polilla macho puede estar a dos kilómetros de la hembra y detectar su olor, cuando la cantidad emitida por esta, en una hora, ocupa un punto de tipografía en una página impresa. Este olor viaja con el viento a una distancia de dos kilómetros y el macho lo puede detectar. Es fascinante y se escapa a nuestro entendimiento.

Bill Hansson, director del Instituto Max Planck de Ecología Química, en elDiario.es

2 comentarios:

  1. jaja yo me moriría en el mundo que describe este científico, porque desde hace años no huelo nada, pero como siempre que nos falta un sentido, se nos agudizan más otros, para mi los olores son como mis recuerdos, no los siento en la nariz los siento en mi cerebro : ) Feliz resto de verano!

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  2. Qué pena. Supongo que te has acostumbrado. Pero para los animales es tan importante como la vista para nosotros. Venimos de un animal arbóreo para el que la vista era muy importante para moverse con rapidez. Pero somos un animal más. Hay muchos otros.

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