lunes, 7 de agosto de 2023

las cerámicas de josé gurvich












Quiero detener lo espontáneo de la forma.
Quiero abrir una ventana en la nada…
En el espacio infinito quiero hacer un arte que se dirija
hacia el centro mismo del hombre.

    Nace el 5 de enero de 1927 en Yatsmev, Lituania, y emigra junto a sus padres a Uruguay en el año 1932. Instalados en el Barrio Sur de la capital Montevideo, lugar donde se concentran los inmigrantes de origen judío, vive su infancia y adolescencia en condiciones humildes. De esa época se conservan cuadernos que demuestran una innata capacidad para ilustrar sus trabajos. En 1942 comienza a estudiar pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes bajo la dirección del pintor uruguayo José Cúneo. Dos años más tarde conoce a Joaquín Torres García, quien lo invita luego a incorporarse al núcleo del Taller Torres García. Desde entonces, hasta el cierre oficial del Taller, Gurvich participará en todas sus actividades, que incluyen publicaciones, exposiciones (locales e internacionales), realización de murales, enseñanza, etc. Luego de viajar por Europa junto a otros artistas uruguayos, en 1954 es invitado por el Kibutz Ramot Menasche de Israel para realizar un mural para el comedor público. Se instala allí, y se incorpora a su vida cotidiana, trabajando incluso como pastor de animales. Expone en Tel-Aviv, vuelve a Europa, y en España se dedica a estudiar a los maestros españoles Goya y Velázquez, pero luego se inclina por El Bosco y Bruegel. Vuelve a Montevideo donde continúa una intensa actividad artística. En 1963 se muda al barrio Cerro, ámbito suburbano de Montevideo, instalando en su casa dos talleres, uno para cerámica y otro para pintura, donde asisten numerosos artistas jóvenes. Vuelve con su familia a Europa e Israel a fines de 1969, y en 1970 fallece su padre, que había retornado a Israel. Meses más tarde llega a Nueva York, donde se queda con su familia y se vincula a numerosos miembros del Taller Torres García allí radicados. Instala su taller en el subsuelo del apartamento donde vivían, y participa, hasta su fallecimiento en 1974, en numerosas muestras y exposiciones tanto en Nueva York como en otros países.

    Para Gurvich remontarse hacia el pasado no significó anclar en el arte precolombino como la mayoría de sus colegas del taller torresgarciano, aunque quedaron los temas (el puerto, los cafés, las naturalezas muertas, la pareja universal) sino una inmersión en la religión judía enhebrada con la experiencia vital de la infancia en su país natal y de las repetidas estadías en Israel. Se apartó del sistema ortogonal del constructivismo para introducir la espiral en la composición, estableciendo un curioso diálogo de formas abstractas y orgánicas con representaciones figurativas no naturalistas, hasta internarse en una narrativa de corte onírico, poblada de sueños y ansiedades, incursionado con espontaneidad en los meandros del arte tribal primitivo y contagiándose de las propuestas de las vanguardias que rodeaban en Nueva York, hasta zafarse de todo lo experimental y encontrar, al fin, en el erotismo liberador, la casa del ser, como diría Heidegger, puesta de manifiesto en las magníficas cerámicas últimas y los monumentos de plaza. La muerte truncó esa voluntad heroica de encontrase a sí mismo.
Nelson Di Maggio

    Aparate de pintor es un gran ceramista. En 1967 José Gurvich realiza una gran muestra en una sala de exposiciones del Teatro Solís organizada por la Comisión
Nacional de Bellas Artes, dónde presenta cerca de 300 obras en su mayoría óleos y algunas cerámicas. Al siguiente año Gurvich se dedica a producir obras escultóricas en cerámica manifestando un gran dominio del oficio. De estas obras la Fundación José Gurvich custodia una importante selección con más de 250 piezas.

2 comentarios:

  1. Ingeniosas y divertidas, me gustan mucho estas ocurrencias con el barro que, hasta artesanos tradicionales han improvisado en ocasiones y creo que por mero divertimento.

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    1. Me parece un desarrollo interesante y divertido de la cuadrícula de Torres García.

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