jueves, 26 de marzo de 2015

la huerta local











Las variedades hortícolas locales tienen un valor insustituible y no sólo por su calidad organoléptica o por su calidad nutricional, que es por lo que la gente más las demanda, sino por otra serie de factores. Son productos de temporada. ¿Qué significa eso? Significa que si comemos un tomate en febrero no puede ser muy bueno ya que no es su época y su producción es forzada. Son antiquísimas y no son sometidas a reformas genéticas, no se seleccionan por la productividad sino por la calidad. Son el resultado de la coevolucion y se adaptan al clima y al tipo de suelo. Tienen una ubicación geográfica determinada y son reconocibles morfológicamente.

En la Escuela de ITA se conservan entre 800 y 1.000 variedades hortícolas. Todas tienen un algo que las hace especiales. Pero, más importante que la calidad organoléptica o la apariencia de estas variedades, son otros factores, como que en algunas de ellas podemos encontrar genes de resistencia contra muchas plagas o enfermedades, que en un momento determinado pueden aparecer y podrían acabar con nuestra variedades comerciales clónicas. Eso para mí es lo más importante.

Se habla mucho de la desaparición de animales y esto es bueno que se sepa, pero no es menos importante hablar de las variedades vegetales que están también en vías de extinción y las que ya por desgracia han desaparecido. Gracias a que el tercer mundo sigue siendo el tercer mundo, aún conserva muchas de sus variedades naturales. El problema es que los países industrializados empiezan a adueñarse de ello.


Marta Mª Moreno Valencia, doctora del departamento de Producción Vegetal y Tecnología Agraria de la Escuela de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Ciudad Real.

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