jueves, 27 de septiembre de 2012

santiago de querétaro



Hacemos un recorrido paseando, que arriba se muestra, a partir de la Plaza de la Constitución, una vez desayunados en la Cafetería Bisquets, pegada a la Posada de la Academia, en Pino Suárez. Esta cafetería es una casa colonial con un patio central con fuente y fotos de María Félix, Cantinflas, Jorge Negrete, Pedro Almendáriz... y también Los Beatles. San Agustín, con claustro modélico del barroco mejicano del XVIII y museo de arte. La Casa de la Marquesa, hoy hotel, barroca, con patio cubierto con las paredes pintadas. La Mota, Santa Clara. El Teatro de la República, construído en 1852, fue escenario del consejo de guerra a Maximiliano I y dos de sus generales, donde se les condenó a muerte; y en 1917 fue promulgada la Constitución. Nos colamos y nos dejan disfrutar en su interior un delicioso ensayo de la Orquesta Filarmónica.

Hacemos una parada en el vegetariano Ibis Natura y nos tomamos el café en la legendaria pastelería La Mariposa, un local agradable y precioso con mobiliario y maquinaria de los cincuenta, y con las camareras uniformadas. Dibujo su hermosa cafetera, que me dejan tocar, llevado por una extraña pasión hacia lo bello. En la adoquinada y porticada Plaza de Armas, con su fuente central y laureles indios, visitamos la Iglesia de San Francisco, con claustro, huerto y un Santiago cortando la cabeza a un moro en la fachada. La leyenda dice que aquí también se apareció con su caballo y espada en ristre ayudando a los españoles en su lucha sin cuartel contra los indios (siempre haciendo amigos). El colegio jesuita, la Casa de la Corregidora, la Casa Ecala, la Casa de la Zacatecana. Independencia hasta el Templo de la Cruz. El acueducto, construído en el siglo XVIII con más de setenta arcos y 1.200 metros, el Tanque de agua. La Alameda Hidalgo, donde recojo las hojas del floripondio, el granjeno y la rosa laurel, a la que nosotros llamamos adelfa. Cuando esta ciudad se inundó esto era una laguna, la gente se metió en sus casas aparentando que no había pasado nada, por eso no hay nadie por las calles; la verdad es que perdieron los muebles y los colchones y la ropa; el mexicano vive un sueño y, cuando muere, es que estaba para morirse, nos cuenta un hombre resignado de San Miguel.

Volvemos a casa pasando por Santa Rosa de Viterbo, con un imponente órgano, en la Plaza de Mariano de las Casas. Santo Domingo y Plaza de la Constitución. Después viajamos cómodamente hasta la Terminal Norte de la Ciudad de México viendo una peli. Nos dan unos bocadillos y bebida. Los asientos están tan separados que puede uno tumbarse apoyando las piernas en una tabla. En metro vamos hasta casa de Javier, el noviete de Ana, y luego vemos la peli Frida. Ya en la cama, sueño que Frida es una oruga gigante y dolorida que se mueve arrastrándose, como una cadena de montañas, en círculo rodeando millones y millones de casitas de colores, como las de Guanajuato.

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