Beni y yo paseamos por Madrid. Gastamos mucho tiempo en averiguar de qué conocemos a cierta gente con la que nos cruzamos. Esa chica, tan familiar, ha sido cliente de Beni, luego la hicimos novia de un amigo, pero enseguida le pusimos un mandil negro y acabó siendo camarera de un restaurante japonés que, al final, era otro. Si la hubiera dibujado, me acordaría de ella; pero se me olvidó hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario