Jordan River y sus playas de cantos rodados plagadas de cangrejos. 70 kms. Lleno el depósito y la cantimplora extensible de cinco litros para ir sin miedo. Tengo para 200 kms. Me gustaría dormir en Renfrew, a 42 kms de aquí. Paro en una casita de madera muy agradable a comer. Me salgo al porche para controlar la moto y porque al sol se está muy bien. Me pido una Victoria lager y un sandwich de ensalada de cangrejo con una sopa. Me siento muy bien. La sopa me relaja. El sandwich va en media hogaza de pan blanco. La camarera es muy elegante. Lleva una rosa tatuada encima del tobillo, con un largo y enrevesado tallo. Dos abuelillos se enrollan conmigo en español, italiano y francés. Ella tiene muchas ganas de hablar. Su marido estuvo estudiando en Barcelona. El sol me acaricia y una modorrilla se va adueñando de mí. Pido un espresso y me pasan la visa por la bacaladera.

En Port Renfrew compro comida, un cazo y un hacha para cortar leña. La motillo no puede con las cuestas. Llego a oscuras al bosque. Hago un círculo con los cantos rodados de la playa y, en él, un pequeño fuego. Ceno sentado en un tronco, mirando para Seattle y arriba las estrellas. Me bebo un gin canada dry de gengibre, que me sabe a gloria. Hace fresquito y me acuerdo de Beni. Uno puede inspeccionarse como si fuera un extraño y, quizás, me vaya haciendo mayor.
Gosto muito de viajar, mas também gosto de ler literatura de viagens...
ResponderEliminarEsto no llega tanto, pero me hace recordar buenos momentos. Gracias Eduardo.
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