Las chicas deciden dormir en la tienda de campaña, donde sólo caben dos. Yo me quedo a dormir en el Plymouth. En medio de la noche se oyen ruidos. Al rato, llaman a la ventanilla. Son ellas asustadas. Estarían más tranquilas en el coche. Me meto en la tienda. Mucho mejor. Duermo de un tirón hasta que la luz me hace sacar la cabeza en medio del bosque, donde las ardillas van a su aire.
Ya de viaje, paramos en los Túneles Espiral, unos túneles curvos construídos para que el ferrocarril pudieran subir la montaña según un sistema suizo. Visitamos el Lago Louise, en honor a una hija de la reina Victoria, que también da nombre al pico y el glaciar al fondo del lago, mirando hacia el Chateau (un hotel de lujo). Un señor a lo tirolés toca un gran cuerno para demostrar el eco del valle. Esto es tan rebonito como esas postales enmarcadas en algunas casas, ante las que uno se pregunta ¿dónde está eso, existe realmente?
Louise Lake |
Moraine Lake |
No queremos alejarnos más al sur, volvemos hacia Jasper. Paramos en el hostel Moosequito Creek, a la orilla del río Bow. Está muy bien. Tiene cuatro limpísimas casonas de madera llenas de literas, una para tías, otra para tíos (demasiado rígido) y otra de servicios (cocina, comedor, sala de estar, sauna). Nos apalancamos en un porche muy agradable. Por la noche hacen una hoguera circular en el exterior. Los clientes traen cosas de comer y las ponen en la lumbre. Nos invitan. Ya oscuro, nos dan unos almohadones y sábanas limpias y nos hacemos la piltra. Hasta mañana!
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