Andrés Rábago eligió estas iniciales de organización clandestina confabuladora, diosa tierra de la abundancia, casada con aquel devorador de hijos y el tiempo, o tal vez como evidencia expícita de un lapsus o metedura de pata cartonista; para convencernos de que este país era una pesadilla de Kafka. Entonces, no había mejores carteles contra la angustia inflingida por nuestro asesino pequeño general que esas grandes portadas de El Hermano Lobo colgadas en los quioscos. Allí estaban nuestros peores sueños dibujados.
Siempre nos hizo pensar que la más pequeña de nuestras felicidades era, en realidad, una falacia. Siempre nos hizo pensar; aun cuando este simple y desusado acto era profundamente terrorista. Cosa que sigue haciendo con otros nombres.
No perderse la exposición de sus dibujos en Triunfo, Hermano Lobo, Cuadernos para el Diálogo y Madriz en el Museo de Calcografía de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Alcalá 13, Madrid, hasta el 10 de Junio.
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