Nada de mesura moral budista aparece por sus nuevos diseños, que apuestan más por el novorricense talytal. Sobre todo en sus estúpidas medidas de seguridad como hologramas, estampados en seco y efectos especiales. A este pueblo explotado y maleducado al servilismo, acostumbrado durante milenios al asombro y gusto por la belleza, se le roba de su vida cotidiana. ¿Y el sueño de Bettelheim?
El dorado de arriba tiene la pecualiridad de que moviendo la caja las ondas hertzianas se ponen a funcionar, en una cara en círculos y en la otra en líneas ¡una pasada! El caballo, del Flying Horse, vuela sobre el campo y la ciudad. El Da QianMen expone dos perspectivas diferentes de una puerta en cada cara. Los dos centrales de abajo contienen hologramas para no ser copiados. Ellos son los reyes de la copia y juegan a no ser copiados. Nada que hacer.
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