Hace mucho tiempo que no dibujo un bar y, ahora que la noticia de su cierre a la una de la madrugada ha conmocionado al pueblo, salgo con el cuaderno. Cenamos en la terraza de Los Grajos. Nos desinfectan la mesa y las sillas y cenamos separados de las otras mesas. Tomamos el café en la terraza de El Altozano. Mesas separadas, mascarillas, desinfectación, gel hidroalcohólico. Por aquí la gente sale después de cenar a las once u once y media de la noche. ¿Qué razón hay para que estos bares de cuaretañeros los cierren tan temprano? Algunos, los que están de alquiler, tendrán que cerrar definitivamente. ¿Sabremos vivir sin ellos?
En sueños, con el falso amanecer, oímos
esa voz que nos llama desde alguna taberna:
«¡Despertad, hijos míos, y llenad vuestra copa
antes que se evapore el licor de la vida!» Rubaiyat. Omar Jayam / Edward FitzGerald.
No hay comentarios:
Publicar un comentario