lunes, 10 de agosto de 2020

mapa de mortalidad del cáncer


El atlas, elaborado por investigadores del Centro Nacional de Epidemiología, utiliza datos de un millón de muertes por cáncer registradas en España entre 1989 y 2008. El mapa constata, por ejemplo, que el riesgo de morir por cáncer de estómago es mucho mayor en áreas de Castilla y León, como Burgos y Palencia, que en el resto de España. Los autores, dirigidos por el epidemiólogo Gonzalo López Abente, atribuyen este exceso de mortalidad a las costumbres alimentarias en estas zonas rurales, “en las que pueden consumirse más alimentos curados o ahumados y menos frutas y vegetales que en las zonas costeras”, aunque los investigadores no descartan otras causas ambientales.

Aunque la distribución del cáncer de pulmón se relaciona con el número de fumadores, los investigadores también apuntan a la contaminación atmosférica. Y, en el caso de los pueblos gallegos, los científicos señalan al radón, un gas radiactivo que se origina de manera natural a partir del uranio del subsuelo. Pese a su poder cancerígeno, el Ministerio de Fomento lleva dos años con un borrador de normativa contra el radón metido en el congelador.

Otros estudios del epidemiólogo señalan que, en los pueblos cercanos a una mina de carbón a cielo abierto, el riesgo de fallecer por cáncer de colon es un 9,7% superior al del resto de la población y el de morir por un tumor de pulmón es un 6,6% mayor. Minas de este tipo se encuentran en León, Palencia, Teruel, Ciudad Real y Córdoba.

El equipo de López Abente también acaba de presentar en un congreso en Anchorage (Alaska, EEUU) un estudio que muestra el exceso de mortalidad por cáncer en los pueblos españoles cercanos a cementeras. En estos municipios, el riesgo de morir por cáncer colorrectal es un 10% mayor que en los pueblos situados a más de cinco kilómetros, en el caso de las mujeres, y un 7% mayor en los hombres, para los que el riesgo de fallecer por cáncer de estómago también es un 9% mayor.

El atlas desvela que, en los últimos cinco años estudiados, el exceso de riesgo de morir por cáncer de pulmón en las mujeres se ha centrado en las ciudades. Los autores apuntan a “la sinergia entre la contaminación del aire y fumar”. Porta hace un llamamiento a las autoridades a tomar medidas. “Si vemos que en los centros urbanos aparece más cáncer de pulmón en mujeres, y sabemos que hay una interacción entre el tabaco y la polución, la respuesta es actuar sobre el tabaco y la contaminación atmosférica, creando más espacios peatonales y zonas verdes”, proclama.

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