Hace treinta años, a principios de 1990, compré una autocaravana, la empaqué con cuadernos de bocetos y lápices caseros y, financiada por £ 40 por semana del plan de subsidio empresarial de Margaret Thatcher, partí por todo el país durante seis meses volviendo sobre la ruta de un viejo libro de viaje que encontré: HV Morton's In Search of England. Una vez en casa, escribí sobre mi experiencia, expuse dibujos completados en el viaje, encontré un agente literario y vi un desfile de las principales editoriales del Reino Unido rechazarlo cortésmente.
Desde entonces la mayoría de los dibujos se guardaron de forma segura en cajas de cartón y ocasionalmente se compartieron en línea, los 50 capítulos se archivaron en una serie de dispositivos que cuentan una historia de tecnología desde ese momento. El libro se inició en una máquina de escribir, se completó en un Amstrad y se almacenó en disquetes, y luego pasó a través de una sucesión de Apple Macs a las computadoras portátiles, la nube y los discos duros, y ahora a este blog.
Los dibujos fueron realizados por un hombre de la mitad de mi edad, y la persona que soy ahora haría las cosas de manera diferente. Se realizaron en un momento formativo de mi carrera artística. Aunque acababa de pasar cuatro años de educación artística en el Hastings College of Arts and Technology y la Winchester School of Art, esos seis meses de dibujo constante en Inglaterra vieron mi trabajo evolucionar casi sin reconocimiento. He guardado algunas de esas primeras imágenes , porque ellas también son parte de la historia real.
Así iniciaba este reviaje James Hobbs en su blog el 11 de marzo, un proyecto de viaje virtual en el tiempo durante el duro confinamiento por la COVID19. Yo, que soy un fiel admirador, y aunque sus dibujos son solo un prólogo de su estilo actual, pienso seguirlo acurrucado en su vieja furgoneta por la Inglaterra de 1990. Yo hice un viaje por el Reino Unido en septiembre del año siguiente, pero apenas si dibujaba y nunca lo puse en mi blog. Pero es el de Hobbs el que ahora os recomiendo.
No lo conocía, como tantas cosas, y está muy bien. Echarse unos meses dibujando seguido sin posibilidad de volver atrás y además del natural es seguro toda una escuela. Ojalá yo fuese capaz de soltar así la mano. Pues ya tengo otro blog que seguir, gracias. :)
ResponderEliminarIntercambio de cromos. Gracias a ti, Javier.
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