Ellos fueron los que me hablaron de El retratista nómada, una especie de comunidad dedicada al retrato que quedaban los domingos. Ponían un asiento para cualquier voluntario que quisiera posar durante un tiempo determinado, quince minutos, y todos se ponían a dibujar.
Confieso que no soy amigo de las reuniones de dibujantes, pero aquí me tenéis, en la Plaza de los Carros, sentado sin moverme para que practiquen, pues los novatos hacen de modelos hasta que la gente se anime. Después se sentó más gente, pero yo me empezaba a aburrir y traté al menos intentar recordar algunas caras asociadas a sus nombres.
O Retratista Nómada é uma bela ideia.
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