viernes, 8 de noviembre de 2013

arquitectura, santos y cerveza



Compramos un tique de una hora en el X8. El Museo de la Ciudad, la Casa de la Virgen Negra, El Ayuntamiento y el reloj ese donde asoman curas y frailes, el Museo Cubista, La Casa del joven Kafka y la cafetería Milena y todos esos lugares comunes, Belén, Klementinus, el Puente Carlos con esculturas de santos, puestos de artistas y algún músico, un frío que pela en el viejo cementerio judío, con sus piedritas apiladas y, por fin, el Museo de Arte Medieval con Santa Benigna de madera tumbada y San Panta con su faldita rojiverde y dos manos clavadas sobre la cabeza. Un malvado moro tira de los pelos de Santa Bárbara, dispuesto a rebanarle el cuello. Hay verdaderas caricaturas de madera policromada.

Volvemos a la Plaza de la República. Los curas del reloj mueven la cabeza y el bastón (sus atributos, dice una guía ñoña) mientras oímos una canción de Tony Ronald cantada por un pitufo. Buscamos una cervecería tranquila donde no te apuren y me despachan una Urquell de medio litro. La arquitectura y la cerveza son los puntos fuertes de esta ciudad. San Panta, en una mesa del fondo, trata de liberar sus manos para arrimarse a la boca la jarra de cerveza.

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