viernes, 26 de agosto de 2011

23may09 danang-hoian


















Es curioso que despachen cerveza San Miguel justo enfrente del Hotel San My Khe, que suena parecido.
Me levanto con la idea de visitar las tumbas de los soldados españoles en el Puerto de Tien Sa, en la Bahía de Da Nang. Estos soldados vinieron en una expedición de castigo franco-española tras el asesinato de varios misioneros españoles y franceses en la península de la Cochinchina (traducción sonora del nombre chino colinas de huellas cruzadas) allá por el año 1858. Unos barcos atacaron Saigón y otros Danang. La mayoría de las bajas no fueron en combate, morirían al año siguiente de cólera, disentería, tifus y fiebres varias. Después los españoles abandonarían la zona (tras cinco años sin suministro ni atención española), dejando la colonia a Francia; que sería el inicio de la colonización de la llamada Indochina. Nosotros sólo nos trajimos esa palabra que usamos por el lugar más lejano.
Veo que también se bañan antes de trabajar. Desayuno y alquilo una moto en el hotel. 12.000 la hora. A los dos kilómetros se queda sin gasolina. Se acercan dos policías. Me montan en su moto, me llevan a una casa y le piden gasofa a una señora, que saca un bidón de tres litros. Ella se monta atrás, con el otro poli. Me llenan el depósito y me arrancan la moto. Llevo a la señora a su casa. Me invita a entrar. Le pago 25.000 d. Llama  a sus hijos para que los conozca y les hago una foto con ella.
A la del hotel le armo la bronca. ¡Está loca, una moto sin gas!. Me da la opción de cogerla otra vez, pero Beni ya está lista. Le pido los 25.000 de la gasofa. Me dice, en broma pero para ver si cuela, ahora págame el alquiler.
Bus a Hoian. Da la vuelta a la ciudad y luego atraviesa las Montañas de Mármol. Mogollón de negocios de esculturas y lápidas. Han prohibido la extracción de este mármol antes de quedarse sin montañas, ahora se importa de China. Las casitas son como las chinas: porche en la fachada (norte) y patio atrás (sur), también la decoración las recuerda.
Nos quedamos en el Hotel Phú Thinh, en el centro histórico. Frigo, aire acondicionado y ventilador por14 dólares.
Hoian, o Hoi An, es un pueblo no bombardeado en la guerra, que mantiene su aspecto antiguo, chino. Aspecto que se explota turísticamente. Incluso hay funcionarias que vienen diariamente a las casas que hacen de habitantes presentables. En nuestro bus venían varias disfrazadas desde Danang. Lo peor es este calor insoportable. Los helados se derriten al instante.
Comemos con los vietnamitas en el mercado. Nosotros señalamos las perolas y una señora nos va poniendo. Seguidamente, nos vamos al fresquito del hotel a echar la siesta.
Cuando el sol empieza a ponerse, salimos. Visitamos una fábrica de seda (la mayoría de los empleados son gusanos), el mercado grande, el puente japonés de madera y techado, casas orientales y coloniales francesas y sus patios. La calle se llena de farolillos chinos y el pueblo adquiere un aire aún más exótico. Y también de turistas. Alguien nos propone un viaje en moto a My Son a las cinco de la mañana, cuando todavía no hace calor y los turistas no han invadido estas ruinas Champa.

El santuario My Son era el centro religioso de la antigua capital del reino Champa. La mayoría de las torres son del siglo X. Ahora tomadas por la vegetación, pueden verse las ruinas que los norteamericanos dejaron en pie. Es una cultura muy influenciada por la religión hindú y muchos de los templos fueron erigidos para venerar a deidades como Krishna, Vishnu o Shiva.

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