Paseo por un Madrid quemado por el sol. Lleno páginas en las peores horas, que son las que me quedan de ocio. Los deberes son más fáciles en esta ciudad casi vacía, pero llena de guiris y despistados en su centro. Hay jóvenes rubios con cruces, putas y rojizos visitantes en las terrazas. Vuelvo a mirar con asombro, buscando la sombra y los locales con aire frío.
El mundo está lleno como un huevo, a nadie le harás falta, dice Jean Paul en su nadista
Náusea; pero yo me divierto viéndolo.
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