Los cadáveres del antiguo cementerio parroquial de la iglesia de San Andrés de Toledo fueron colocados en una cripta bajo la iglesia con la ampliación del siglo XVI. En noviembre de 2012, esta cripta, y el pudridero contiguo, estaban siendo limpiados y adecentados con la intención de convertirlos en espacios visitables en el futuro. Fue en estas fechas que el fotógrafo toledano David Utrilla pudo acercarse con su cámara para conseguir estas fotos con el fin de publicarlas, junto a otras muchas, en el libro
Toledo Secreto; pero al considerarlas demasiado tétricas, nunca se atrevió a hacerlo. Cosa que hizo en su blog dos años más tarde.
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