Quizás esta mañana nos encontramos las mismas cosas en su sitio, pero en el bolsillo hay un cuaderno por hacer del que aún no conocemos nada de su contenido, porque está en blanco. Es una nueva oportunidad. Cada página está por escribir, por dibujar. Mantengámonos curiosos y atentos a las pequeñas cosas que el mundo nos depara. Descubramos rasgos, texturas y otras alegrías. Dejémonos llevar por las dulces olas de tinta como un viejo doctor al que hemos entregado nuestro cuerpo. Habrá nueva gente, árboles aguados, horrores conjurados, seres imaginados, palabras no dichas, caricias de papel, animales fantásticos, lágrimas de acuarela azul turquesa y un corazón latiendo entre los dedos.
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