Uno se da cuenta que necesita el campo, este estupendo sol de invierno, la niebla que por la noche protege las cuadrillas, las voces de los niños por las calles, un sitio cálido donde tomar café. Manolo, que anda detrás de la barra en el dibujo, lleva esta tetería junto al Cristillo. Para no echar en falta alguna de las cosas que encuentro en Madrid.
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