Vinieron los dos hombres que había enbiado a ver la tierra a dentro. Dixeron que los avían resçibido con gran solenidad. Dixeron que, en llegando, los llevaron de braços los más honrados del pueblo a la casa principal, y diéronles dos sillas en que se asentaron, y ellos todos se asentaron en el suelo en derredor d'ellos, besándoles las manos y los pies palpándolos, atentándolos si eran de carne y de hueso como ellos.
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