Ahora, por la carretera que bordea el mar empiezan a verse las playas de arena entre lanchas de pizarra, las dunas llenas de flores de fuertes colores, las grandes olas del Atlántico, la espuma y este sol que todo lo perdona. Nos sentimos emocionados, como si alguien estuviera aquí otra vez, esperándonos. Nos sentamos en las piedras y nos fumamos un Ventil con el ruido de las olas. Como al hijo pródigo, el mar siempre espera, con ese sol que acaricia los últimos días.
sábado, 21 de abril de 2018
porto covo otra vez
Ahora, por la carretera que bordea el mar empiezan a verse las playas de arena entre lanchas de pizarra, las dunas llenas de flores de fuertes colores, las grandes olas del Atlántico, la espuma y este sol que todo lo perdona. Nos sentimos emocionados, como si alguien estuviera aquí otra vez, esperándonos. Nos sentamos en las piedras y nos fumamos un Ventil con el ruido de las olas. Como al hijo pródigo, el mar siempre espera, con ese sol que acaricia los últimos días.
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