sábado, 7 de julio de 2012
la historia que se perdió
La pelea sin cuartel que se traen los datadores de fósiles por los sistemas de carbono catorce y ultrafiltración, nos llevan por la calle de la amargura. Nos resulta ya difícil imaginarnos la crisis europea provocada por el cambio climático.
Resulta que la residencia casi permanente de neandertales en la cueva de El Esquilleu, de Liébana, Cantabria, con restos de 50.000 a sólo 22.000 años, acabará con el que se consideraba último refugio de Gibraltar, que no era sino un desierto. Y hablan de fechas en que los sapiens están plenamente implantados en la península.
Mientras el niño de Lagar Velho, Portugal, parecía defender la teoría de uniones entre especies, los ultrafiltradores siguen con que no fue posible.
Hay que revisar todas las fechas, dicen los ultrafiltradores australianos, que no paran de envejecer huesos.
Para colmo, el director del Museo del Neandertal de Alemania, en Düsseldorf, nos dice que hay un vacío de miles de años entre la macroextinción del Neandertal y la llegada del Sapiens; pero, sin cortarse un pelo, saca al famoso pelirrojo, ya canoso y con traje azul marino, a los jardines del museo. ¿Qué está pasando, tenemos sentimiento de culpa por el fin de aquella especie paralela que no prosperó?
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