Aún la Iglesia y el Estado piden dolor. Todas las religiones piden sacrificio y el Estado saca a pasear la Patria para que nos castiguemos. A cambio: el Edén entre las nubes, la felicidad, y un montón de banderas y medallas de oro y estrellas. Pero yo he visto la cara del dolor en los libros de medicina de mi abuelo, esa horrible cara que ellos esconden. El dolor es cruel, deforme, insufrible. Yo, humildemente, creo que la felicidad sólo puede encontrarse aquí.
De mis devaneos pictóricos con el dolor encuentro esta lámina del 92. Ahora que en la tele hablan de gestas olímpicas y sacrificios por la Patria, y un ministro curón y casposo apuesta por el dolor para alcanzar el cielo. No lo obtendrá, porque ese viejo olor a sotana, velo negro y mantilla sólo nos ha traído dolor.
Algo hermoso sobre el dolor del ilustrador Federico Pazos sobre un texto de William Elliott Whitmore aquí.
No se puede decir más claro.
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