viernes, 30 de septiembre de 2011
siempre nos quedará madrid
Los días son densos y apretados en un Madrid. Destacar la comida en la cafetería Selva, con unos platos riquísimos y abundantes, y un servicio rápido. Si el otro día destacaba sus tapas, su menú de diez euros es una pasada. Marmitaco impresionante de primero y un bacalao con una fritada de pimientos y ajos exquisita. Postres caseros. Gracias Alfonso y gracias a las chicas del Muy.
Expo muy interesante, en la librería de la editorial Sins entido, de los originales de los dibujos que LPO, Luis para los amigos, publicó en los años ochenta, cuando el tiempo aún no había sido arrebatado a los cronistas gráficos. Un tipo de charla agradable, amena e interesante.
Inauguración de la expo del décimo aniversario de la librería Panta Rhei. Muchas y pequeñas piezas, 10x10, de mogollón de artistas gráficos. Mucho dibujante, mucho beso y mucho calor. Cañas con Enrique, Fernando Vicente, Javier Vázquez, Luis y nuevos conocimientos.
Noche agradable por Chueca con Isabel y Alfonso hasta que nos desmontan la terraza con el cubata en la mano. Ellos me llevan al Baco y Beto, un bar donde se está muy bien en ese cojoambiente que crean el cubano Beto y Larry con sus sonrisas permanentes. Muy buenas tapas y un somontano rico que nos alegró el corazón.
Muy buena noche que remato en Montera, en los sillones del McCafé dibujando putas y los últimos supervivientes, alucinado de que nos echen de los bares de copas y siga abierto hasta las dos este diner para chavales con hambre y turistas en retirada.
Me retiro despacio, de paseo, entre las calles mojadas que se llenan de reflejos de luces, risas tontas y los últimos intentos de los gallitos sin reloj.
Cafetería Selva. Plaza de los Mostenses 7. Ir temprano para pillar mesa o en el último turno, sobre las tres, si uno quiere sobremesa.
Baco y Beto. Calle Pelayo 24, en Chueca.
miércoles, 28 de septiembre de 2011
nidos
Los nidos no son las casas de los pájaros. Los pájaros no viven allí. Ni siquiera duermen allí. Sólo los usan para criar. En el patio de casa tengo varios. Aquí vemos cómo las palomas turcas dan de comer a sus polluelos y luego cómo los enseñan a volar. Las gallinas no hacen nidos.
El pájaro de los primeros dibujos apareció en la exposición de Teotihuacán, donde vi esa representación esquemática en un sello de arcilla. En el segundo dibujo, uso el bolígrafo de típex, del que suelo abusar.
martes, 27 de septiembre de 2011
morir matando
José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz, Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui fueron fusilados con la luz del día 27 de septiembre de 1975. La cumbre de la inmensa montaña de muertos que levantó el Tirano hasta su agonía.
(Dibujo de Vázquez de, Sola en El general Franquísimo o la muerte civil de un militar moribundo, editorial Ruedo Ibérico 1971)
(Dibujo de Vázquez de, Sola en El general Franquísimo o la muerte civil de un militar moribundo, editorial Ruedo Ibérico 1971)
las aventuras de pepe
He aquí Menudo viaje, la primera aventura de Pepe y sus amigos, una antigua publicación familiar de Javi y Miguel:
¡Hasta otra amigos!!
lunes, 26 de septiembre de 2011
un borrico con una brocha
Ya me resulta imposible pintar sobre un lienzo. Es demasiado para mí. Demasiado pretencioso (¡el arte!), demasiado caro, demasiada responsabilidad. Sufro.
Así que cojo las cajas de embalar, una brocha y unos bruguer acrílicos y me pongo a hacer el borrico. Y entonces disfruto. Porque lo que me gusta es pintar como el que come con ansia. Nervioso, divertido.
La mayoría de las veces me desinhibo tanto que aparecen esas guarrerías que se esconden en las circunvalaciones del coco. Da lo mismo, estos cartones descansan amontonados en el trastero. Un día como hoy aparecen en medio de la decisión sobre lo que es basura y lo que es guardable, y luego vuelven a su sitio. Alguno incluso ha estado colgado en una pared y a punto de ser regalado.
La última obra ha tenido la mala suerte de estar pintada sobre lienzo. Esta durará poco. Como en los concursos locales prefieren lienzo, todos los años pinto algo encima. Algo guarro y borricón para que digan este muchacho qué mal está.
domingo, 25 de septiembre de 2011
una terraza en somiedo
Para dibujar las vistas de la terraza de la habitación donde dormía aquel fin de semana de Julio de 1994, tuve que usar tres dobles páginas. Era una pared impresionante frente a la taberna L'Auteiro, a un kilómetro de El Valle, caminando hacia el lago, en el Parque Natural de Somiedo. A la izquierda del todo se ven las mesas de la taberna de Aurelio, de donde subía un fuerte olor a cordero y sidra escanciada. Aquí vi muchos árboles que empezaba a conocer y me hablaron del cuélebre, el nuberu y el trasgu, criaturas de estas montañas.
Este es el plano de la ruta que hice. Dejé el coche en el Puerto de Somiedo y caminé hasta la Peña Orniz, donde se ve un mar de picos mirando al noroeste (dibujados boca abajo en el plano), y luego bajé hasta el lago atravesando hayas, serbales y algunos castros. Al día siguiente recorrí los lagos. Me crucé con algunos zorros y a dos señoritas haciendo sus necesidades (con lo grande que es el campo!), y dormí en la casa de L'Auteiro. El último día me fui con el camión de la leche hasta el Puerto de Somiedo, donde cogí el coche.
Este es el plano de la ruta que hice. Dejé el coche en el Puerto de Somiedo y caminé hasta la Peña Orniz, donde se ve un mar de picos mirando al noroeste (dibujados boca abajo en el plano), y luego bajé hasta el lago atravesando hayas, serbales y algunos castros. Al día siguiente recorrí los lagos. Me crucé con algunos zorros y a dos señoritas haciendo sus necesidades (con lo grande que es el campo!), y dormí en la casa de L'Auteiro. El último día me fui con el camión de la leche hasta el Puerto de Somiedo, donde cogí el coche.
sábado, 24 de septiembre de 2011
postales de filipinas
Sr Don Luis Bastida. Mayor, 11. San Sebastián.
Queridos padres, les mando ésta para que vean cómo son las casitas del país.
Seguimos sin novedad, el niño cada día más hermoso, muy tragón y dormilón.
Sus hijos Joshemari y Encarna.
Jose Ma. Ymaz. 9-Abril 1916. Tabaco (Albay)
Srta Josefa Bastida. Mayor, 11 - tienda. San Sebastián.
Queridísima hermana, recibimos tu felicitación después de haber dado la vuelta por Cuba.
Tu sobrino está encantador, es muy alegre, siempre riéndose. Va a ser un revoltoso.
Recuerdos a todos mis hermanos de Joshemari y Encarna.
Jose Ma. Ymaz. Tabaco (Albay) - 9-Abril-1916
Sra Doña Dolores Jaúregui. Mayor, 11 - tienda. San Sebastián.
Hoy hace un año que llegamos a estas islas y los encargos no los he recibido todavía.
En estas postales verán las embarcaciones que usan aquí los del país. En otra les indicamos como
se llaman. Recuerdos a todos los hijos de Joshemari y Encarna.
se llaman. Recuerdos a todos los hijos de Joshemari y Encarna.
Jose Ma. Ymaz. Tabaco (Albay) - 9 Abril 1916
Sra Doña Dolores Jaúregui. Mayor, 11. San Sebastián.
En la fotografía que les mando, el niño con su madrina, ya verán lo fresquitos que andan en este país.
Tiene cara de disgustado, casi ya nos conoce, en cuanto alguno le hace caso se pone la mar de contento, riéndose a carcajadas. Joshemari y Encarna.
Jose Ma. Ymaz. Tabaco (Albay) - 9 Abril 1916
POSTAGE
U.S. & Island possessions. 2 ctvos. Foreign 4 ctvos.
viernes, 23 de septiembre de 2011
tute
Un chute de Tute por la mañana
puede ser un buen comienzo.
Es una pena que no despache más
y haya que recurrir al frigo.
A mí me gusta.
Prúebalo aquí.
jueves, 22 de septiembre de 2011
un paseo por madrid
Es impresionante la cantidad de estímulos que puede recibir uno en un solo día en Madrid.
Desayuno de café con leche con bizcocho recién hecho en un asador de pollos de Martín de los Heros, oyendo la dulce voz de unas canarias en la mesa vecina. En frente de los cines Golem, antes Alphaville, están expuestos algunos artilugios de La piel que habito, de Almodóvar. Preciosas esculturas de vendas y heridas, del dolor prensado que tantas veces vi en los libros de mi abuelo Juan. Me gustan por que profundizan en algo que hay dentro de mí. La máscara semi orgánica en esa silueta atlética de super héroe. En la esquina con Plaza de España, un bonito edificio de hormigón blanco del que salen ramas de bronce en los últimos pisos, rompiendo esa organización matemática, reticular.
Artesanía sudamericana, réplicas del oro colombiano precolombino, símbolos aztecas con semillas y conchas preciosas de colores (naranjas, rojas, moradas). Dibujo las impúdicas señoras del cántaro de la fuente de Plaza de España mientras Beni compra. Subimos a Callao. En el primer piso del Starbucks dibujo la plaza, hasta que Beni viene con la lana para el invierno.
Quedamos con Alfonso en el Mercado de los Mostenses, un mercado barato cuyos clientes son, esencialmente inmigrantes. Allí hay todo tipo de frutas, verduras, hortalizas y legumbres, de todas partes del mundo, y sus pescaderías tienen peces totalmente desconocidos para mí. En el interín, veo el bombín de Sabina sobre la visera de un teatro de la Gran Vía en un tamaño desmesurado, apunto con nostalgia whiskerías y las casas de comida baratas en Antonio Grilo: Tormes, Rochela (venezolano) y La selva, que está a tope.
Cuando entramos al mercado, Beni piensa que de golpe estamos de viaje. Allí nos tomamos unas cervezas en el bar del peruano Manolo (así le llaman en España; en su país Manuel, y Mañuco o Mañuquito en su crianza en Chingote, uno de los mayores puertos comerciales del norte de Perú) charlando con su hermano, que dice haber triunfado en España, a la que está agradecido pues le debe todo. Manolo no es el dueño, sólo el encargado, donde trabajan él y su mujer, china. Tiene buena mano y me dibuja un cuy y una rata para destacar sus diferencias, su mujer nunca ha visto este animal. La comida es peruana y china, chifa, con tapas exquisitas como causa limeña, pollo escabechado con cebolla, ceviche, arroz chaufa o cordero en salsa de verduras, ají y cilantro (todo riquísimo). Una vez añadidos todos (Alfonso e Isabel, que también piensa que está en otro país), decidimos terminar de comer aquí. Nos construye una especie de menú para todos, un auténtico lujo a un precio ridículo. Dos fallos: no hay pan (fácil de subsanar dentro de un mercado) y el vino, que es Don Simón, ni con gaseosa entra. Los clientes habituales, comen sólo un plato, bastante abundante.
Cafés y digestivos en el Café Moderno, en su terraza bajo los árboles de la Plaza de las Comendadoras, donde el camión hormigonera hace piruetas.
Por la tarde vemos una expo de maquetas de barcos en Mapfre, CA-RO-TA (sobre el trío Gordillo-Arroyo-Socías, con motivo de una sesión fotográfica para El País Semanal y sus consecuencias) en Ivorypress y la magnífica expo comisionada por Norman Foster y Fernández-Galiano sobre la obra de Jean Prouvé (1901-1984). De este último, me encantan sus casas desmontables, sus muebles, sus estructuras metálicas y piezas modulables en aluminio. Hago unos dibujinchis, excitado por las piezas expuestas.
Después, la puesta de sol roja roja en la terraza de Alfonso y cañas y vinos en el Muy, dónde las chicas me han guardado unas cuantas chapas. Nos cuentan que quieren poner comidas de plato único contundente (estofados, potajes y cocidos) a la manera del Bierzo.
Alfonso nos presenta su última entrada en su archivo de restaurantes: Selva, una casa de comidas con preciosos ventiladores y banquetas, barra de los setenta y buenas tapas (patatas revolconas, sardinas en escabeche y ensaladilla rusa). Aún quedan unas cuantas sillas preciosas de su inauguración, a punto de extinguirse. Allí aparece Álvaro, que viene de Córdoba, y me pongo en la cola de los besos. Fumamos y reímos, y luego todos a casita, que ha sido un día muy ajetreado.
Desayuno de café con leche con bizcocho recién hecho en un asador de pollos de Martín de los Heros, oyendo la dulce voz de unas canarias en la mesa vecina. En frente de los cines Golem, antes Alphaville, están expuestos algunos artilugios de La piel que habito, de Almodóvar. Preciosas esculturas de vendas y heridas, del dolor prensado que tantas veces vi en los libros de mi abuelo Juan. Me gustan por que profundizan en algo que hay dentro de mí. La máscara semi orgánica en esa silueta atlética de super héroe. En la esquina con Plaza de España, un bonito edificio de hormigón blanco del que salen ramas de bronce en los últimos pisos, rompiendo esa organización matemática, reticular.
Artesanía sudamericana, réplicas del oro colombiano precolombino, símbolos aztecas con semillas y conchas preciosas de colores (naranjas, rojas, moradas). Dibujo las impúdicas señoras del cántaro de la fuente de Plaza de España mientras Beni compra. Subimos a Callao. En el primer piso del Starbucks dibujo la plaza, hasta que Beni viene con la lana para el invierno.
Quedamos con Alfonso en el Mercado de los Mostenses, un mercado barato cuyos clientes son, esencialmente inmigrantes. Allí hay todo tipo de frutas, verduras, hortalizas y legumbres, de todas partes del mundo, y sus pescaderías tienen peces totalmente desconocidos para mí. En el interín, veo el bombín de Sabina sobre la visera de un teatro de la Gran Vía en un tamaño desmesurado, apunto con nostalgia whiskerías y las casas de comida baratas en Antonio Grilo: Tormes, Rochela (venezolano) y La selva, que está a tope.
Cuando entramos al mercado, Beni piensa que de golpe estamos de viaje. Allí nos tomamos unas cervezas en el bar del peruano Manolo (así le llaman en España; en su país Manuel, y Mañuco o Mañuquito en su crianza en Chingote, uno de los mayores puertos comerciales del norte de Perú) charlando con su hermano, que dice haber triunfado en España, a la que está agradecido pues le debe todo. Manolo no es el dueño, sólo el encargado, donde trabajan él y su mujer, china. Tiene buena mano y me dibuja un cuy y una rata para destacar sus diferencias, su mujer nunca ha visto este animal. La comida es peruana y china, chifa, con tapas exquisitas como causa limeña, pollo escabechado con cebolla, ceviche, arroz chaufa o cordero en salsa de verduras, ají y cilantro (todo riquísimo). Una vez añadidos todos (Alfonso e Isabel, que también piensa que está en otro país), decidimos terminar de comer aquí. Nos construye una especie de menú para todos, un auténtico lujo a un precio ridículo. Dos fallos: no hay pan (fácil de subsanar dentro de un mercado) y el vino, que es Don Simón, ni con gaseosa entra. Los clientes habituales, comen sólo un plato, bastante abundante.
Cafés y digestivos en el Café Moderno, en su terraza bajo los árboles de la Plaza de las Comendadoras, donde el camión hormigonera hace piruetas.
Por la tarde vemos una expo de maquetas de barcos en Mapfre, CA-RO-TA (sobre el trío Gordillo-Arroyo-Socías, con motivo de una sesión fotográfica para El País Semanal y sus consecuencias) en Ivorypress y la magnífica expo comisionada por Norman Foster y Fernández-Galiano sobre la obra de Jean Prouvé (1901-1984). De este último, me encantan sus casas desmontables, sus muebles, sus estructuras metálicas y piezas modulables en aluminio. Hago unos dibujinchis, excitado por las piezas expuestas.
Después, la puesta de sol roja roja en la terraza de Alfonso y cañas y vinos en el Muy, dónde las chicas me han guardado unas cuantas chapas. Nos cuentan que quieren poner comidas de plato único contundente (estofados, potajes y cocidos) a la manera del Bierzo.
Alfonso nos presenta su última entrada en su archivo de restaurantes: Selva, una casa de comidas con preciosos ventiladores y banquetas, barra de los setenta y buenas tapas (patatas revolconas, sardinas en escabeche y ensaladilla rusa). Aún quedan unas cuantas sillas preciosas de su inauguración, a punto de extinguirse. Allí aparece Álvaro, que viene de Córdoba, y me pongo en la cola de los besos. Fumamos y reímos, y luego todos a casita, que ha sido un día muy ajetreado.
el dicho
El dicho es la última frase de una anécdota, y ésta un suceso real con gracia.
Creo que debe ser algo corriente en todas las comunidades pequeñas del mundo, pero a la literatura sólo llegan las frases célebres, de gente famosa. En los pueblos de La Mancha se usan con mucha frecuencia, lo que enriquece mucho el lenguaje, por pobre que parezca desde fuera.
Los dichos son frases que dijeron unas personas concretas en determinadas situaciones, por lo que su uso es una referencia al suceso, un recuerdo, a modo de símil con sentido del humor (o socarronería). La mayoría sólo funcionan a nivel local, y es inútil que cuentes por ahí la anécdota que justifica su uso, pues todo el mundo lo toma por un chiste. Y no es un chiste porque es real, es un suceso divertido.
Entre mis amigos, hay verdaderas enciclopedias de anécdotas y dichos: el auténtico José, Antonio (con los que nos amenizó el Camino) y Santiago son los mejores. Yo paso mucha envidia por ese memorión que tienen.
Además, cada partida tiene su propio archivo de los dichos de los que la forman, que sólo se usan dentro del pequeño grupo, pues sólo allí se entienden. Es una demostración de la riqueza del lenguaje en los círculos pequeños (donde con pocas palabras dices muchas cosas, al haber muchos referentes comunes), que va empobreciéndose a medida que se agrandan (como es el caso de la tele, donde se usan muchas palabras para no decir nada).
Aquí ya conté la anécdota del dicho no me hace el ave. Espero contar más cuando venga al caso.
martes, 20 de septiembre de 2011
zapatos nuevos
para un niño son los rotus nuevos para mí. Una nueva herramienta me activa, me pone las pilas. La obligación de hacer mi último cuaderno de viaje con un rotulador fino negro, me ha hecho que este paquetito de rotuladores grises me llame tanto la atención y, finalmente, los compre. Y seguidamente los use en la terraza del primer bar.
Me gustan. Se pueden conseguir distintos grosores, aguantan el agua (es decir, las acuarelas) y no traspasan el papel dejando fantasmas. Todavía no los he usado sobre diferentes materiales, pero me gusta mucho el aspecto de lápiz que dan los grises y muy poco el negro puro.
Me esperan días hermosos antes de que los olvide en un cajón o se gasten. O me aburra de que esos dibujos sean incapaces de hablar.
lunes, 19 de septiembre de 2011
cuaderno de caras
Decidiendo qué tirar y qué no tirar, aparece este viejo cuaderno de caras, de principio de los noventa. Era un cuaderno impreso de fotos de Pasquale Caprile, un fotógrafo publicitario, reciclado con pinturas opacas, tinta china o papeles pegados sobre los que pintaba y raspaba. Un laboratorio para probar herramientas y materiales. Está sin terminar, así que decido dejarlo sobre la mesa y meterle mano en esas pausas en que la paleta aún chorrea.
domingo, 18 de septiembre de 2011
de león a bolaños
Uno de los mayores logros de la industria conservera. Un hito en el mercado de la comida preparada. Se enlata en el pueblo de León de Vegacervera, duchos en la matanza y derivados del chivo, del que consiguen las mejores longanizas y cecinas de castrón, de "Dios nos libre" como ellos dicen, además de otros embutidos y carnes curadas. El segundo domingo de Noviembre celebran la feria de la cecina de chivo, donde pueden degustarse todos estos manjares.
Sus ingredientes son carne de chivo, longaniza de chivo, caldo y sal. Está riquísimo y llegó a nuestra mesa anoche, de manos de Sol y Mariano. Que Dios los bendiga.
Sus ingredientes son carne de chivo, longaniza de chivo, caldo y sal. Está riquísimo y llegó a nuestra mesa anoche, de manos de Sol y Mariano. Que Dios los bendiga.
sábado, 17 de septiembre de 2011
bar iriato
El bar Viriato, en la calle Ave María de Lavapiés, ha perdido la V y el punto de la primera i en su rótulo. En el dibujo todavía llevaba el nombre del ilustre lusitano.
viernes, 16 de septiembre de 2011
perros y chapas
Entre mis últimas adquisiciones de chapas, dos marcas utilizan las imágenes de dos cabezas de perros
El agua tónica Fentimans (corteza de quinina, limoncillo de Asia, azúcar moreno y agua purificada) utiliza la del pastor alsaciano (distorsionado de una manera grosera) de Thomas Fentiman, primer dueño de esta marca inglesa .
La cerveza Tropical, marca tradicional de Gran Canaria desde 1924, fue adquirida
en 1994 por la tinerfeña Compañía Cervecera de Canaria (que produce la cerveza Dorada) y utiliza como imagen la cabeza del galgo canario. No se retiró del mercado porque tiene gran consumo en la provincia de Las Palmas.
jueves, 15 de septiembre de 2011
un segundo intento
No siempre salen las cosas. El cuaderno es un catálogo de ensayos. En 2006, intenté dibujar este patio octogonal de vecinos en el número 15 de la calle Conde de Romanones de Madrid. Quizá era tarde. Recientemente vuelvo allí a tomar un café y descubro que esa luz de la tarde es en realidad lo importante. Las sombras descubren la otra mitad que no se ve.
miércoles, 14 de septiembre de 2011
la rifa del cristo
Muchos años he venido a la rifa, pero sólo los dos últimos me he atrevido a dibujar. La cosa consiste en que los agricultores regalan sus mejores productos cosechados, pollos, gallinas, conejos, corderos, patos... Se rifa de todo lo que da la huerta: calabazas grandes y raras, panes, roscas y tortas desmesuradas, pollos picapedreros listos para el arroz, palomos y gallinas americanas, sartas de cornachos secos, de guindillas o ajos, berenjenas, pimientos, cebollas nunca vistas. Malagón los vocea subido a un banco y la gente grita la cantidad que está dispuesta a pagar. Cuando la cifra no avanza, el lote se adjudica. Todo son beneficios para la Hermandad.
La gente lleva una idea de lo que quiere. Calabazas para secar, una cestita con productos diversos, un pollo o un cordero para un cenorrio; y se va tan contenta cargada a casa.
Este año ha tenido mucho éxito. Han puesto un sombrajo de arpillera y una barra donde se despacha sangría y limonada de valvulina. Aún oigo las voces de la puja desde mi casa, que está frente al Cristillo, en cuyo patio se realiza. Allí siguen algunos hermanos como Chencho, Agüillas, Mane, Joaquín o el Abuelo con los últimos remolones que buscan el lote más por su precio que por dejar el donativo.
Las imágenes más espectaculares son las de Malagón con los pollos gigantes o esas inmensas calabazas rojizas al hombro, las abuelas sentadas en los bancos y algunos agricultores ya secos gritando veintiseis o la calabaza no me hace el ave. A mi Beni tampoco, pero a mí sí que me hace.
Antonio nos contó, en el Camino de Santiago, el origen de este dicho bolañego de hacerte el ave. Parece que, en alguna ocasión, Mantecas no tenía dinero para pagar el chato de vino que se había bebido. Cuando el camarero le exigió el pago, sacó una urraca que llevaba debajo de la chaqueta o la chambra y le dijo: ¿te hace el ave?.
Desde entonces se usa de manera frecuente en Bolaños aquello de me hace el ave o no me hace el ave, para expresar si me vale o interesa, o no, cualquier cosa.
Sin lugar a dudas, Mantecas ha sido el mayor productor de dichos en la historia de Bolaños.
La gente lleva una idea de lo que quiere. Calabazas para secar, una cestita con productos diversos, un pollo o un cordero para un cenorrio; y se va tan contenta cargada a casa.
Este año ha tenido mucho éxito. Han puesto un sombrajo de arpillera y una barra donde se despacha sangría y limonada de valvulina. Aún oigo las voces de la puja desde mi casa, que está frente al Cristillo, en cuyo patio se realiza. Allí siguen algunos hermanos como Chencho, Agüillas, Mane, Joaquín o el Abuelo con los últimos remolones que buscan el lote más por su precio que por dejar el donativo.
Las imágenes más espectaculares son las de Malagón con los pollos gigantes o esas inmensas calabazas rojizas al hombro, las abuelas sentadas en los bancos y algunos agricultores ya secos gritando veintiseis o la calabaza no me hace el ave. A mi Beni tampoco, pero a mí sí que me hace.
Antonio nos contó, en el Camino de Santiago, el origen de este dicho bolañego de hacerte el ave. Parece que, en alguna ocasión, Mantecas no tenía dinero para pagar el chato de vino que se había bebido. Cuando el camarero le exigió el pago, sacó una urraca que llevaba debajo de la chaqueta o la chambra y le dijo: ¿te hace el ave?.
Desde entonces se usa de manera frecuente en Bolaños aquello de me hace el ave o no me hace el ave, para expresar si me vale o interesa, o no, cualquier cosa.
Sin lugar a dudas, Mantecas ha sido el mayor productor de dichos en la historia de Bolaños.
vuelta a la península
Siempre que acabamos el viaje aparece una especie de nostalgia del sitio, de los momentos pasados, del impacto de lo nuevo; y volvemos a las primeras experiencias. Es una especie de comparación de sentimientos entre las primeras horas y las últimas en un mismo lugar.
Recorremos la primera ruta. En las salinas recorremos la playa negra. Guiris arrancan esas protuberancias de olivina (neosilicato de hierro y magnesio de origen magmático) pegadas a las rocas negras.
Cuando ve esto Julián, se cabrea un montón, dice Miguel Ángel.
Los hervideros atruenan y salpican con estas olas tan grandes. Volvemos al primer restaurante que visitamos en El Golfo. En la terraza se está muy bien mirando la espuma y las gaviotas comiendo los restos de la pesca de hoy. Nos comemos unas gambas, unos pescaítos fritos y un arroz caldoso con carabineros regados con vino blanco malvasia sin etiqueta, riquísimo todo.
Devolvemos el coche y nos metemos en el avión. En Madrid hace más calor todavía. las cosas siguen igual, como si nada hubiera pasado: unos pinchos de tortilla en La Rosa, fruta recién traída de Ribafrecha y Enrique con su cuaderno dibujando a la gente. El Mundo sigue.
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