martes, 12 de abril de 2011

el playazo y rodalquilar


Hoy me levanto muy temprano. Me visto corriendo y me voy a la playa del Arco a ver amanecer. La película es corta y de argumento sencillo: un disco amarillento y luminoso sube de la línea del horizonte hasta completar su figura, las cosas que veíamos densas y saturadas de color, cogen un aspecto amarillento rojizo. Fin.
Paseo solo por la playa. Esto es dulce y ancestral, primitivo. Las olas ponen la banda sonora. Bonita la Isleta recortada. Las capas que, hacia el fondo, se van haciendo azules cada vez más claro.

A la vuelta, paro en el pasto de los Escullos para ver los caballos viejos y cansados que usan para montar turistas. Y luego, dibujo la rambla del Pozo, con un montón de huertas y casitas blancas, que dan ese aspecto que tiene esto de vergel árabe, que tanto me pone.

Decidimos una playa tranquila y de arena guay: el Playazo de Rodalquilar. Pasamos por las Norias, con sus palmeras, y el Castillo ruinoso y lleno de cagadas de cabra. Al fondo, casas con ruedas con familias desnudas, y el Playazo. A la izquierda, sobre un cortado de milhojas de piedra amarillenta, el Castillo de San Ramón, de imposible acceso pues es privado.
Casi todo el mundo desnudo aquí, nos adaptamos con facilidad. Es tiempo para sonrojarse el culo. Me entretengo dibujando y bañándome, el agua tiene buena temperatura.

Nos vamos a comer a El Cinto. saludamos a Lola, que nos cuenta que va bien. A pesar de lo duro que es el invierno, aquí comemos la familia, bueno..., no hay muchos más gastos. Lola es muy simpática. La conocimos hace dos años, cuando iniciaba el negocio, y da gusto. Los precios son buenos. Pescaditos fritos y unos pinchos morunos con cerveza. Las vecinas del Playazo vienen a tomar algo. Mientras me traen la cuenta, dibujo a la que tengo enfrente en el mantel de papel. Lola quiere que se lo regale. me da un poco corte y lo dejo en su sitio. Cuando salimos con el coche, la vecina nos levanta las manos y saluda. Lola le ha dado el dibujo. Gracias, gracias, dice.
Saludos. Está feliz. A veces qué fácil resulta.

Vemos el Botánico. Mogollón de plantas de clima árido y desértico. Tomillos por un tubo (colorado, moro, salsero...). El dragón del Cabo, el azufaifo, que echa esas manzanas marrones como pelotas de ping pong), el rascamoños, el albardín, el esparto, el barrón... para disfrutar como pitufos verdes (eh pitufo ven aquí, cuéntanos tu rollo). Los árboles que tienen: olivos, almendros, moreras, algarrobos. palmeras, higueras, jacarandás (leguminosa con la hoja pequeña como la mimosa y con la vaina casi circular), encinas palmeras y la falsa pimienta. No está el más común de los pueblos, uno que ellos llaman mimosa porque tiene las flores parecidas, pero su hoja se parece más al eucalipto que a la acacia.
- Los ornamentales no los controlo, nos dice la jefa. Sólo sé que aquí no huele la flor como en Madrid.

Descapotamos el coche y recorremos la retorcida carretera, con todas las montañas contra el sol. El verde está más verde y la brisa nos hace sentirnos muy. Bien. No, aquí no huele como en Madrid.

2 comentarios:

  1. Una semana más tarde estoy yo allí, viéndolo, leyendo tu entrada. Muy bien escrita y dibujada. Qué grande es Lola. Qué bueno el atún rojo. Perdona, no nos conocemos, he caído aquí por casualidad y me he quedado leyendo. Te incluiré en mi lista de blogs, si no te importa.
    www.dndcomer.blogspot.com. Te invito a visitarlo.

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  2. Bienvenido al Cabo de Gata y a este blog. Llegas una semana más tarde y tres años más. Esta entrada forma parte de una estancia de un mes el Pozo por un intercambio de casas. Lo pasé tranquilo y genial. Soy un asiduo y también amante de la zampa, como tú. Si pinchas en la etiqueta "Cabo de Gata" aparecerán más entradas. A pasarlo bien!

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