miércoles, 2 de diciembre de 2020

el extraño viaje de gallardo




Mi obsesión con dibujar el día a día empezó con María (María y yo, cómic en el que narraba su relación con su hija autista), porque cuando conecté con ella a los 8 o 9 años vi que le gustaba verme dibujar y que nos servía de medio de comunicación. María tiene habilidad con los nombres, su conversación se basa en largas listas de compañeros de clase por ejemplo, y yo soy el encargado de dibujar los nombres de sus listas. Tengo libretas y libretas de personas que quieren a María, algo que me hizo coger el gusto a narrar lo que le ocurría con un bolígrafo y sin desplantes técnicos. El cáncer es una de las aventuras más increíbles que me ha pasado. Justo después llega la pandemia además. Cuando estaba recién operado en el hospital, en mi cabeza ya iba fraguando este cuaderno de viaje, y en cuanto llegué a casa empecé a dibujar como un loco. Dibujo para entender las cosas, como María, ya que verlas gráficamente le posibilita acordarse y digerirlas antes.Tengo conversaciones con el boniato/extumor, le digo que qué es eso de presentarse así por las buenas. En las conversaciones en la Asociación Kálida salió que mucha gente tiene sentimiento de culpa porque es algo que ha fabricado tu propio cuerpo, o sea, que es algo que has fabricado tú. Tus células han desparramado y enloquecido y planea el sentimiento de culpabilidad. Me comuniqué con mucha gente que había pasado enfermedades, y fue como hacerme una reunión de sabios para que me explicaran cómo fueron sus viajes.

Algo extraño me pasó camino de casa (Astiberri, 2020) es la nueva novela gráfica de Miguel Gallardo (Lleida, 1955). Cuenta con humor e ironía su proceso con un tumor cerebral de cuatro centímetros. Cáncer al que pierde el respeto con sus dibujos y apoda "el boniato". A Miguel ilustrar estos meses le ha servido para hablar con él y para buscarle una explicación ficticia a este golpe.

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