Por su situación y sus dimensiones, el encuentro entre calles sin asfaltar, que era la plaza de la Cebada, supuso el escenario perfecto para el desarrollo de actividades que llevaban implícito el encuentro de multitudes, como ferias, procesiones, ejecuciones y por supuesto el mercado. La Cebada acogía un mercado provisional y periódico, donde al aire libre se amontonaban sombrajos y mercancías y donde la arquitectura era efímera y surgía al servicio del espacio público. El elemento unificador y generador de actividad era el vacío mismo, que se abría en la ciudad para acoger cualquier actividad que ésta requiriese.
El primer Mercado de la Cebada se remonta al siglo XVI y no era más que un conjunto de puestos que instalaban los comerciantes, agricultores y ganaderos que entraban en Madrid por la cercana Puerta de Toledo. Así se mantuvo hasta el siglo XVIII, cuando el aumento de la población madrileña obligó a plantearse la construcción de un edificio con mayores garantías sanitarias.
Pero las arquitecturas están para mejorar las condiciones de vida de los que las habitamos, o al menos así debería ser, y con la llegada de las grandes estructuras de acero, el mercado fue cubierto. Se construyó un edificio moderno que gracias a su sistema constructivo innovador, daba cobijo a una actividad comercial que tornó a permanente; el edificio era una gran cubierta ventilada de chapa sobre estructura metálica con altos ventanales que procuraban la iluminación natural, los cuales tuvieron que ser protegidos del oeste madrileño con celosías de librillo. Era un edificio al servicio de la plaza y de la función que demandaba la sociedad.
El arquitecto Mariano Calvo y Pereira se encargó del diseño y la construcción del mercado, que fue inaugurado finalmente el 11 de junio de 1875 por el rey Alfonso XII.
A la ya desplazada plaza de la Cebada se le restaron algunos metros más para hacer la entrada de vehículos al aparcamiento subterráneo que se construyó en el 92, que aunque era necesario para el mercado, aisló aún más la plaza al romper la conexión con la calle Toledo.
El arquitecto Mariano Calvo y Pereira se encargó del diseño y la construcción del mercado, que fue inaugurado finalmente el 11 de junio de 1875 por el rey Alfonso XII.
Este mercado se abría a la plaza, ahora más pequeña de la Cebada, que bien orientada y conectada con la de la Paja y el Humilladero, seguía constituyendo un espacio público de primer orden en la capital. La arquitectura apareció para mejorar el espacio público, siendo prioritaria la continuidad en el plano de acceso y cediendo a los comerciantes un zócalo, que a modo de los de las catedrales, permitía a los vendedores apoyarse en él para facilitar tanto al interior como al exterior un lugar para la venta.
Pero este nuevo mercado no reunía las condiciones necesarias para la conservación de los géneros. Las carnes sobrantes se sacaban por las noches a sitios frescos para evitar su putrefacción. Junto al mercado estaba la iglesia de Nuestra Señora de Gracia o de la Vera Cruz. Fue derribada en 1903 y con su solar en el comienzo de los años cincuenta fue ampliado el mercado. Este nuevo proyecto produjo el derribo del antiguo edificio de hierro siendo sustituido por uno de hormigón.
Se derribó el antiguo mercado y se instauró el nuevo, con una nueva ubicación en la plaza en 1958. Se planteó con un sistema constructivo innovador con los materiales del momento, en hormigón y ladrillo, levantando las seis cúpulas que hoy lo caracterizan. Pero la ubicación del mercado descuidó el espacio público, olvidándose lo que le debía, y la plaza quedó relegada a unos espacios traseros perdiendo la conexión con las otras plazuelas de la zona, además el aumento del tráfico rodado hizo que los peatones se quedaran limitados a un perímetro funcional del mercado, y que la puerta principal se quedara huérfana de espacio público. La necesidad de más puestos supuso también una entrada a dos alturas, lo que rompió la continuidad con el plano de la calle.
En 1968 se construyó a su lado una piscina cubierta con varias salas de gimnasio que, en 1996, el gobierno del PP quiso trasladarla a un solar de San Francisco el Grande y construir en su lugar un polideportivo. En este proyecto el mercado desaperecería (IU propuso llevarlo al Mercado de Toledo). El proyecto nunca se realizó.
En 2005, Alberto Ruiz Gallardón promete un concurso internacional de ideas para revitalizar la zona, renovando las instalaciones deportivas, ya obsoletas. Deja las obras para 2007, con la idea de acabarlas en 2009. Se quiere financiar el proyecto con viviendas.
El concurso de ideas queda desierto y se convoca otro. En 2007 se decide icluir un supermercado para financiar el proyecto, en lugar de construir vivienda libre. El Ayuntamiento sabía que no tendría fondos. Pese a ello, en agosto de 2009 se tira la piscina con los fondos estatales del Plan E.
En 2010 admite no tener fondos y ofrece a inversores privados convertir el mercado en un centro comercial a cambio de que sufraguen la construcción del polideportivo. Aun tuvo que cambiar el proyecto para hacerlo lo suficientemente atractivo como para encontrar a alguna empresa interesada. Los vecinos se organizan para que el mercado no se tire.
Así lo ve Cristina "La Espigadora" en un post: "Llegaron los empresarios, políticos, cuñados, y sus proyectos: aquí haremos una piscina nueva, no, que no hay dinero, cambiaremos el mercado, haremos un Corte Inglés, haremos un jardín en la azotea, haremos haremos haremos….El barrio sin piscina, el mercado muriendo, y alguien a punto de meterse una gran cantidad de pasta en los bolsillos. Ni entro a valorar el hecho de privatizar el espacio público que es el solar de la piscina de la Cebada.
Señores, no somos figurantes en el parque de atracciones para guiris que están consiguiendo que sea Madrid. En el centro viven familias, jóvenes, viejos que quieren ir a comprar a su carnicero y ejercitar algo sus cuerdas vocales, una vez al día.Aquí vive gente. Todavía".
En 2010, ante la paralización de las obras, los vecinos logran poder usar el solar para actividades de barrio. El colectivo Basurama en la Noche en Blanco de 2010 vio en el solar una oportunidad y propuso la creación de una isla tropical, con cine de verano, escenario musical, talleres y juegos infantiles, con la idea de que durase “algunas semanas más”. La trama social y los vecinos se activaron y el ayuntamiento les cedió la gestión del solar, el nuevo vacío se llamó “El Campo de Cebada”, donde han trabajado voluntariamente los vecinos hasta finales de 2019, en que empiezan las nuevas obras.
Tras la aprobación del proyecto, las alegaciones y sugerencias recibidas y aceptadas por el Ayuntamiento han sido de tal calado que obligarán a repetir el proceso. El nuevo proyecto tendría que unir polideportivo y centro comercial en una cubierta única para que allí se instale el parque público previsto. Lo que antes eran zonas verdes a ras de suelo, ahora deben ser viario peatonal que mejore la circulación de la zona.
En enero de 2017 el Ayuntamiento presentó un nuevo proyecto que cuenta con el mercado actual, donde una piscina pública, una larga reivindicación vecinal tras el derribo de la instalación en 2009, queda asegurada, así como otras instalaciones: pistas deportivas, cancha de baloncesto, gimnasio, musculación y actividades, completadas con vestuarios y zona de administración. En total, el polideportivo tendrá una superficie construida de 4.065 metros cuadrados. Incorpora el uso de energías sostenibles y respetuosas con el medio ambiente con placas fotovoltaicas en la cubierta y la instalación de geotermia en el subsuelo– ha buscado la mejor orientación geográfica posible para garantizar espacios soleados y la optimización de superficies, ampliando los metros cuadrados para los vecinos y vecinas.
En el espacio público abierto de 1.330 metros cuadrados los ciudadanos y ciudadanas tendrán capacidad de gestión para el desarrollo de actividades, como un jardín comunitario, cine de verano, gestión artística de muros, teatros, ferias, mercadillos, verbenas, etcétera. Se buscará dar continuidad en esa plaza a todos los aprendizajes del Campo de Cebada, un proyecto vecinal que ha llenado de actividades el solar en los últimos seis años.
El proyecto se ha desarrollado en base a dos prismas rectangulares: uno ocupa el frente del mercado en su fachada este, y el otro, el fondo norte de la parcela, conformando en su interior el espacio público. Las instalaciones son sostenibles y completamente accesibles. De hecho, el Ayuntamiento tiene el firme compromiso de conseguir mediante técnicas pasivas y activas la mayor eficiencia energética del polideportivo. En ese sentido, está previsto el uso de parasoles y marquesinas que mejoren la inercia del edificio.
La parcela del fondo sur acogerá la plantación de árboles medianos y grandes para mayor confort, tanto climático como visual. La accesibilidad es prioritaria en el proyecto, por lo que se conectarán los diferentes niveles de la calle, la piscina o la cancha de baloncesto mediante rampas que favorezcan el tránsito y la creación de espacios públicos a diferentes alturas.
Las obras se iniciaron en 2019 y siguen aún. El proyecto definitivo mantiene el antiguo mercado proyectado en 1958 y propone la construcción de un nuevo polideportivo con las aportaciones hechas en el proceso participativo. Un lugar de gestión vecinal y más espacio para la pista deportiva o los vestuarios se incorporan a la propuesta original, que incluye piscina, rocódromo, gimnasio y otras muchas instalaciones.
La superficie construida del polideportivo ascenderá a 4.065 metros cuadrados y el espacio público abierto a la plaza de la Cebada sumará 1.330 metros cuadrados. Su presupuesto es de 10.211.679,85 euros. El proyecto propone la incorporación de energías sostenibles y respetuosas con el medio ambiente con la implantación de placas fotovoltaicas en la cubierta y la instalación de sistemas pasivos de control solar en las fachadas.
La superficie construida del polideportivo ascenderá a 4.065 metros cuadrados y el espacio público abierto a la plaza de la Cebada sumará 1.330 metros cuadrados. Su presupuesto es de 10.211.679,85 euros. El proyecto propone la incorporación de energías sostenibles y respetuosas con el medio ambiente con la implantación de placas fotovoltaicas en la cubierta y la instalación de sistemas pasivos de control solar en las fachadas.
Las obras del último proyecto se iniciaron en marzo de 2019. El último proyecto fue adjudicado por el anterior Gobierno de Manuela Carmena,con un plazo de 20meses para ejecutar la instalación deportiva, a las constructoras Becsa y Serrazar. Tendrá forma de L y estará adosada al mercado. Actualmente la empresa Serrazar ha hecho la cimentación y está poniendo la estructura metálica perimetral con piezas de 9 toneladas. Las ilustraciones de la izquierda son de este proyecto.
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