viernes, 14 de diciembre de 2018

resiste

Resiste
a quien construye una casa pequeña
y dice: «Aquí estoy bien».
Resiste a quien vuelve de nuevo a la casa
y dice: «Gracias a Dios».
Resiste
el tapiz persa de los edificios,
al hombre pequeño de la oficina,
a la empresa de importación y exportación,
a la educación estatal,
al impuesto,
incluso a mí que te hablo.

Resiste
a quien saluda desde la tribuna horas
interminables en los desfiles,
a esa señora estéril que reparte
estampas de santos, incienso y mirra,
incluso a mí que te hablo.

Resiste otra vez a todos los que se llaman grandes,
al presidente del Tribunal de Apelación. Resiste
a la música, a los tambores y a los desfiles de bandas,
a todos los congresos superiores en que parlotean,
toman café congresistas, consejeros,
a todos los que escriben discursos sobre su época
junto a su estufa de invierno,
a las adulaciones, a las bendiciones, a las muchas reverencias
de oficinistas y cobardes ante sus sabios jefes.
Resiste a los servicios de relaciones exteriores y pasaportes,
a las terribles banderas de los estados y a la diplomacia,
a las fábricas de materiales bélicos,
a los que llaman lirismo a las hermosas palabras,
a los cantos de guerra,
a las dulces canciones con trenos,
a los espectadores,
al viento,
a todos los indiferentes y a los sabios,
a los otros que aparentan ser amigos nuestros,
incluso a mí, resiste incluso a mí que te hablo.

Entonces, podremos acceder seguros a la Libertad.


-Mijalis Katsarós

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