los clientes y amigos de occidente
América puede también dejar claro a la familia real saudí que debería buscarse otro príncipe heredero. Un príncipe loco que asesina a un periodista, secuestra a un primer ministro (por el libanés Hariri) y mata de hambre a millones de niños (en Yemen) no debería ser homenajeado en cenas de Estado, sino acabar en la celda de una prisión. -Nicholas Kristof en The New York Times
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