viernes, 19 de octubre de 2018

el estado ocupado

La policía envió a 24 oficiales encubiertos a que se infiltrasen, según revela The Guardian, en el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP, por sus siglas en inglés) de forma casi continua entre 1970 y 2007, a menudo con más de un oficial encubierto infiltrado en el partido. Cuatro de ellos engañaron a diferentes mujeres para tener relaciones sexuales con ellas bajo su identidad falsa. Uno de los espías conoció a una de sus esposas durante la misión y tuvo un hijo con ella.

Del total de policías encubiertos que ha sido revelado hasta ahora que se han infiltrado en organizaciones políticas, aproximadamente un tercio fue destinado al SWP, un partido trotskista con varios miles de miembros que lucha por la abolición del capitalismo con métodos revolucionarios.

La escala de la infiltración en el SWP –mucho mayor que la de cualquier otra organización política– ha sido revelada por una base de datos compilada por varias investigaciones de The Guardian y el Grupo de Investigaciones Encubiertas, una red de activistas que analiza el espionaje policial. La base de datos enumera 124 grupos que han sido infiltrados por policías encubiertos desde 1968.


Los miembros del SWP ha menudo llaman la atención en manifestaciones por sus carteles rojos y blancos. Sin embargo, una investigación pública realizada por Scotland Yard concluyó que el partido "no tiene tendencia a la violencia, aunque algunos de sus miembros han sido condenados de forma individual".

El primer agente enviado a infiltrarse en el SWP comenzó su misión en 1970, bajo el alias de Stewart Goodman. En esa época, el grupo era conocido como Internacional Socialistas, antes de cambiar su nombre a SWP en 1977. Otro espía –infiltrado entre 1974 y 1977– fue retirado por sus supervisores luego de que le confesara a un colega que se había enamorado de una mujer activista y que quería reconocerle que era un agente encubierto. Otro espía, que utilizaba el nombre falso de Vince Miller, confesó que tuvo dos relaciones sexuales con activistas mientras estuvo infiltrado en el SWP, entre 1976 y 1979. En los años 80, dos espías, bajo los nombres falsos de Alan Bond y Michael Hartley, también engañaron mujeres para tener relaciones sexuales. Como muchos de los espías de la policía, les robaban la identidad a niños fallecidos para desarrollar sus personalidades falsas.

Charlie Kimber, secretario nacional adjunto del SWP, afirmó que el alcance del espionaje revela cuánto le teme el Estado a la izquierda. "Toda la forma es que ha operado la policía es vergonzosa. Una de las cosas más horrorosas es cómo engañaban a las mujeres para que pensaran que estaban teniendo relaciones verdaderas", dijo.


Rob Evans en The Guardian, traducido por Lucía Balducci

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