Muchas veces envidié las vidas sencillas que llevan trazado el camino, pero me duró poco. Hoy me gusta lo impensado, lo incierto; me atrae lo desconocido; el encanto del libro que no se ha leído y de la partitura que no se escuchó jamás. No comprendo la existencia de las personas que se levantan todos los días a la misma hora y comen el cocido en el mismo sitio. Si yo fuera rica, no tendría casa. Una maleta grande y viajar siempre. Deteniéndome en donde me agradase, huyendo de lo molesto… aspirando el aroma de las cosas sin analizarlas. Eso de hacerse un palacio con cementerio y todo para vivir y morir en un mismo sitio me parece que nos asemeja a los moluscos. ¡Pícaro progreso que trajo los ferrocarriles en lugar de las cómodas escobas sobre las que cruzaban el aire nuestras respetables abuelas! -Carmen de Burgos La Colombine en su autobiografía escrita en 1927 y recogida en Ellas y ellos o ellos y ellas, ediciones Huso, Madrid 2016
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