Algunas revisistas y algunos bares que no conocía:
La Orosia, uno de mis favoritos, en la calle Libertad, quitó sus maravillosas lámparas y empeoró con las tapas, las últimas incomestibles. El diseño frío del
Elisa, en la calle Elisa Cendrero, parece volverse un poco más acogedor si te sientas junto a la ventana, las tapas regular. En el
100 montaditos, franquicia en los cines Las Vías, si no hay gente es desolador y si hay tardan un siglo, ningún montadito merece tanta espera. La molletería antequerana
La casa de los molletes, en Lanza, ha mejorado mucho con la reforma, todo tipo de gente y buenas tapas tradicionales de cocina.
La Madriguera, en la calle Toledo, es un café-librería más café que librería, café y tartas entre jóvenes estudiantes hablando de cine y jugando a las cartas. Mendigos, abuelos y parejas prohibidas en la
Taberna Dulcinea, en la calle del Espino, barata. En el
Tres Hermanas, en la Corredera Alta, todo el mundo se conoce y juega a los dados, la camarera simpática. Tonteo y pijoteo culipardo en el
Martina, en la calle Toledo, cafés con tartas, zumos y combinados a precios altos en un ambiente selecto, codeándote con las buenas familias. El
Café Cruz, en Postas, es también pastelería con obrador, ideal para tomar café con leche y pasteles con las familias estructuradas de la capi.
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