Y otro día al salir del sol miré por ençima del mástel del navío y vi la mar cuajada de islas a todos los cuatro bientos, todas verdes y llenas de árboles, la cosa más fermosa que ojos vieron. Tengo noticia que toda esta mar es ansí d'ellas hasta el trópico de Capricornio, y entonces yo estava cerca de aquel de Cancro.
Cuanto más andava, descubría más islas; día se hizo que anoté ciento y setenta y cuatro. El tiempo para navegar entr'ellas me lo dio Nuestro Señor siempre a pedir de boca, que corrían los navíos que paresçia que bolavan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario