jueves, 20 de octubre de 2011

cuaderno de zaragoza: martes7sept10





Mientras Beni duerme, me subo a una terraza de la sexta planta y dibujo las vistas. Una chica de uniforme limpia. O lo dejo o nos quedamos sin desayuno. No es muy allá, nos llevamos unas manzanas para luego.
Subimos a la torre Zoda, aquí está la oficina de información para turistas. Arriba hace mucho calor.
Hoy la basilíca está abierta completamente. Un retablo de alabastro representa escenas del Nuevo Testamento como si sus protas fueran ricos. Policromado de la Anunciación hasta la Resurrección. La figura central es la Asunción de la Virgen ante todos los apóstoles. San Pablo mira a alguien que se acerca. Las cúpulas de Goya. La capilla de San Braulio con su tumba y una figura policromada.
El hall del Banco Santander, inmenso, modernista, con un bonito reloj cuadrado. La Plaza de San Roque, que tuvo un arco en su honor donde ahora está la Iglesia de la Mantería (su fachada daba a la calle del gremio de los manteros). Colegio de las madres escolapias y ese edificio chulo de principios del siglo XX, que fué de Generali y ahora es de Caja España. Bonitos: el Instituto Aragonés de Fomento, en la Plaza de Salanero, y la galería curva de los cines Palafox. En el Patio de la Infanta vemos un unicornio y columnas con figuras entrelazadas. El Paraninfo y la Facultad de Medicina y Ciencias, de la que sólo nos dejan ver el hall. Al lado el edificio del Banco del Espíritu Santo con su esquina curva a lo Capitol.
En la calle Almagro, descansamos en el Café Levante (1895), con vitrales a la calle en plan Art Nouveau. Cerveza y buenas tapas: tortilla gorda, caliente, con cebolla y alcachofa rebozada rellena de atún, cubierta de jamón. Este café está muy cerca de la Puerta del Carmen. Al dibujarlo, me doy cuenta de la cantidad de referencias que hay a la Guerra de la Independencia.
El posmoderno Museo Pablo Serrano (me gusta más el contiguo), el Grupo escolar Joaquín Costa (azulón y tremendo como un barco), la Plaza del Portillo con palmeras, El Coso de la Misericordia, de ladrillo y piedra, que sustituye al de madera del siglo XVIII, primera de techo fijo de teflón en las gradas y móvil sobre el ruedo, con una parte volada sobre la calle (lo dibujo más estrecho para que me entre, en primer plano la reina de las fiestas). La Torre de San Pablo y vuelta al hotel. En la pared han escrito: barrios enganchados. Beni se queda en el hotel mientras veo las magníficas fotos de Aragón de Jean Pieuzaide y de la Guerra Civil en Zaragoza.
Quedamos en el bar Aurora. Alucino con lo bien que se apaña un cliente con una sola mano, cómo coge el cigarro con la boca. Luego, vamos a la terraza de la cafetería Cibeles. No me acostumbro a la cerveza Ámbar. Aquí se está muy bien. Miro para ver si entre los fantasmas del pasado, en los cafetines, José Martí escribe en un cuaderno.

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