Con más de cien años de historia, se mantiene abierto este pequeñísimo bar de azulejos andaluces, camareros de chaquetilla blanca, barra de aluminio y mesas de mármol, de la calle Valencia, de Lavapiés. Y es gracias a sus mariscos y pescado frescos a precios populares. Su nombre le viene de su única tapa: un boquerón, acompañado de una aceituna. Pero lo mejor son sus raciones de ostras, de gambas y cigalas a la plancha, de merluza al ajillo, y de percebes, gambas, nécoras y camarones al vapor. Regados con una cerveza bien tirada. La pandemia logró que sacara terraza con unas cuantas mesas. Sábados y domingos es casi imposible entrar.
Esta reliquia del pasado es de los pocos supervivientes del barrio tras la muerte del Montes, las Bodegas de Méntrida y, últimamente, La Rosa.
Horario: de 12:00 a 16:00 y de 19:00 a 23:00. Miércoles cerrado.
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