jueves, 5 de agosto de 2021

la motilla de los palacios

Motilla de Los Palacios


El llamado "Bronce Manchego" (2200-1300 a.C.)
.se caracteriza por sus tres tipos de asentamientos: las "morras", los"poblados (o necrópolis) en altura" y las "motillas". Son estas últimas pequeñas elevaciones circulares que esconden construcciones de la Edad de Bronce ubicadas en zonas llanas, de planta tendente al círculo y en ocasiones con una torre central que pudo haber sido utilizada para extraer y distribuir, utilizando la fuerza de la gravedad, el agua del acuífero; probablemente mediante un sistema similar a los magrod utilizados aún en zonas de Ifni (Marruecos). La evidencia arqueológica que dejaría una construcción de este tipo sería, en parte, similar a la de una motilla. En La Mancha existen aún norias elevadas sobre el nivel del terreno con el fin de conseguir presión para regar por gravedad su entorno. La noria sobreelevada es una técnica de extracción de agua subterránea que puede tener su antecedente en las motillas. Algunas motillas no necesitaban torre para aprovechar el agua subterránea.

Alrededor de las motillas pudieron desarrollarse, sobre los fértiles limos de las vegas de los ríos y en aquellos momentos en los que el agua no circulaba por el cauce, áreas de agricultura y ganadería intensivas, gracias al agua extraída del subsuelo. Canalizaciones de agua y numerosos restos de caballo encontrados en la motilla de El Azuer parecen indicar la existencia de algo parecido a acequias y cría equina. También poblados de pequeño tamaño a escasa distancia. Estas pudieron constituir lugares centrales de encuentro para las gentes del Bronce de La Mancha. La intervisibilidad entre las motillas es muy baja, debido a que suelen situarse en el fondo de cuencas y valles.

No fueron meros aprovechamientos de aguas subterráneas. Sus intrincadas arquitecturas, sus corredores largos, estrechos y sinuosos o las tumbas del lugar -bien empotradas en muros, bien en pithoi (contenedores cerámicos) o bien bajo pequeños túmulos- y los depósitos encontrados en ellas, sugieren que su función social iba más allá de la mera captación hidráulica.

Plano de localización de Rebeca Lenguazco
Si bien en un principio se pensó que las motillas se construyeron a lo largo de cursos fluviales, en este momento estamos en condiciones de afirmar que no es así; existen cursos fluviales sin motillas y motillas que no están en cursos fluviales. Sus constructores en realidad buscaron situarse en lugares donde el nivel freático resultaba accesible con tecnología prehistórica, prefiriendo lugares con agua no salobre. Las motillas desaparecen por completo en las zonas con agua con alta concentración en sales -no apta para el consumo-, con más de 4.000 μS/cm de conductividad eléctrica, como sucede en el río Gigüela (Nájera y Molina, 2004a). La distribución de las motillas se organizó siguiendo un patrón constante relacionado con aquellos lugares en los que el nivel freático se halla más próximo a la superficie. Probablemente, las motillas funcionaron como lugares estratégicos de un territorio al que abastecían y en el que existían, además, otros tipos de asentamientos coetáneos (en llano, en altura, etc.) con los que mantenían estrechas relaciones.

La influencia de los cambios climáticos (mayor aridez) en la modificación de las estrategias subsistenciales de las primeras sociedades complejas de La Mancha, durante la transición entre el Tercer y el Segundo milenios a.C., entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, pudieron dar lugar a la necesidad de desarrollar sistemas novedosos de abastecimiento hídrico. Hasta el momento actual, la información disponible sobre la dinámica socio-ecológica y paleohidrogeológica en La Mancha durante el Holoceno resultaba insuficiente para dar respuesta a los procesos de cambio y transformación social de las primeras sociedades complejas en este territorio. Además, las escasas dataciones radiocarbónicas han dificultado el esclarecimiento de la dinámica antrópica y de las bases paleoeconómicas durante el mencionado periodo histórico.

La motilla de Los Palacios se encuentra en la zona central de la Submeseta Sur, en el municipio de Almagro. Se enclava en plena llanura manchega, en una zona surcada por lomas de escasa altura y suave pendiente, que se eleva 640 mts. s.n.m. Este terreno, desde la Edad del Bronce, ha sufrido grandes transformaciones por la sucesiva desecación de lagunas y turberas, debido, sobre todo a los trabajos agrícolas. En lo que a cursos fluviales se refiere, los más cercarlos a este yacimiento son, el río Azuer, afluente del Guadiana, a 10 km. al Norte, y el arroyo Pellejo distante unos 8 km. al Sur. Está declarada bien de interés cultural dentro de la categoría de zona arqueológica (Decreto de 28/4/1992). Fue objeto de excavación arqueológica dirigida por los profesores Nájera y Molina (Universidad de Granada) durante una sola campaña, en 1974. Esta motilla, asentada sobre un antiguo terreno pantanoso, tiene una altura aproximada de 11 metros y un diámetro cercano a los 70 metros. Se trata de una de las motillas más grandes. Tras su excavación se han encontrado sucesivos niveles de ocupación que comienzan en la Edad del Bronce (en su etapa más antigua), con formas de habitación de cabaña de planta cuadrada o rectangular, continúan en la Edad del Hierro (época íbero-romana) con restos de zócalos de piedra sobre los que se asientan paredes de adobe y numerosos restos cerámicos y llega hasta la Edad Media. El yacimiento se encuentra dañado debido a la extracción de materiales destinados a la construcción de la carretera Daimiel- Bolaños, que discurre frente a ella.
Reconstrucción ideal de una motilla Luis Benítez de Lugo Enrich- Dibujo Balawat


Luis Benítez de Lugo Enrich, de la Universidad Autónoma de Madrid, en Los principales yacimientos de la prehistoria reciente en La Mancha, quinto capítulo de Arqueología, Hidrogeología y MedioAmbiente en la Edad del Bronce de La Mancha: La Cultura de las Motillas. Instituto Geológico y Minero de España, 2015.

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