Lisboa está plagada de pastelarias, cafeterias y padarias donde comer los llamados pasteles de nata, que en realidad son pasteles de crema de huevo, leche y azúcar sobre una torteleta hojaldrada de unos ocho centímetros de diámetro, pero solo podrás disfrutarlos recientes y calentitos, con la pasta hojaldrada crujiente, en la Casa Pastéis de Belém, donde se hacen desde 1837 con la receta secreta que el panadero del convento de los Jerónimos pasase al espabilado empresario Domingo Rafael Albes. Antes ya se despachaban en un ingenio de caña de azúcar que había junto al monasterio y su origen dicen que viene del hacer de unas monjas japonesas del convento ya antes del siglo XVIII.
Los Pastéis de Belén así llamados solo podrás encontrarlos aquí, aunque es posible que tengas que esperar un rato a que alguien se levante para poder sentarte en alguno de sus innumerables salones. Te llegarán recién hechos con dos latitas agujereadas con asas para espolvorearles canela y azúcar glas a tu gusto.
Espero que ontem (ayer) tenhas apanhado a chuva quando estavas aqui nos Pastéis de Belém.
ResponderEliminarFue la razón más poderosa para entrar. Afortunadamente, enseguida encontramos mesa.
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