El Sirigaita, en el Paseo del Prado, tiene muy buen ambiente, buenas tapas y vinos. En El Portalón de la Casona, en la Plaza Mayor, las tapas son tan generosas que comes con tres cañas. En la cafetería pastelería Panaria, en la calle Alarcos, el ambiente resulta frío. En el Bar Mora, en Virgen del Prado, se juntan viajeros y gente del barrio, cercano a la estación. El Sur, en la calle Xauen, en el Larache de casitas bajas, es un bar de barrio en que todos son colegas o familiares, incluso pasan con el perrito. Tapas generosas y caseras a precios populares (1,20). El Rincón de Luna, en la calle Calatrava, es una cafetería a modo de clásica, con mucha madera, pero sin espíritu ni público, una desolación. Tapas de cocina generosas para cañas a 1,70 en la Taberna Real, en la calle Palma, pero con olor a aceite rancio. En el fuerte calor de la terraza cerrada del Bar España, en la Plaza del Pilar, se recuece el viejo pijerío de la capi: cazadores y taurinos, pieles e insoportables cotorras. Y, finalmente, el bar a modo de taberna irlandesa Deicy Reilly's, oscura y húmeda caverna de la calle Alcántara para beber cervezas como si de copas se tratasen, sin tapa. Lo mejor es que los lunes José Luis Vázquez presenta clásicos de cine a las nueve de la noche.
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