
El bus recorre carreteras pequeñas y tortuosas, para en todos los pueblos. Nos gusta San Juan de la Rambla, con una plaza preciosa que nos prometemos ver a la vuelta. Nos mareamos con tanta curva. La tinta marrón se me vierte en el bolso.
En Icod de los Vinos, subimos a la Iglesia de San Andrés, en una atalaya desde la que vemos nuestro querido y anciano drago en un barranco bien conservado sin construciones excepto una casa antigua y su huerto. Rodeado de palmeras canarias, pequeños dragos y alguna buganvilla que aporta su fuerte color magenta. Dejo de dibujar cuando la gente sale de misa. El bar está bajo el quiosco de música.
Cojemos otra guagua a Garachico, muy cerca. Allí vemos el antiguo puerto que la lava cubrió, dejando cantidad de arrecifes de color ferruginoso, un extraño paisaje donde la gente toma el sol y se baña. Nos bebemos una cerveza y almorzamos en una terraza que permite la visión de este espectáculo, ideal para dibujarlo. Después vamos a la Plaza de la Libertad, donde están el Convento de Santa Ana, el Palacio de los Condes de la Gomera y el Convento de San Francisco pegado al Ayuntamiento. Otro bar bajo el quiosco de la mmúsica, viejos jugando al mus, limoneros gigantes. Subimos hasta lo más alto del pueblo desde donde vemos la torre y una isla oxidada de lava (Roque de garachico). Volvemos a las piscinas naturales, donde mejor se está.
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