lunes, 30 de septiembre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
serpa, y a mestanza
Serpa nos gusta mucho. Es una ciudad amurallada, con hospital, residencia de ancianos, Pousada, Museo Arqueológico, exposiciones... aunque muy pueblo, con esas casas blancas del Alentejo y calles empedradas. Interesante el Museo del Reloj con una colección privada de hermosas piezas de mecanismo, de cuerda y automáticos. También venden unos relojes de cuerda que les fabrican en Siberia y tienen su propio taller de reparaciones. Está en un convento, con los suelos originales, y tiene guía en español. El Museo Arqueológico, con un edificio precioso, está dentro del castillo. Vemos una expo de músicos populares. En la Plaza de la República el super recomendable Café Alentejano. En el Convento de San Francisco está la residencia de ancianos, muy deprimente por las malas condiciones en que viven. Alucinan con nosotros, debe hacer un siglo que allí no pasa nada.
Cruzamos la frontera por Vilaverde de Ficalho. Parada en Córdoba, Despeñaperros y Almuradiel. El campo está precioso, plantas rojas y los ciervos berreando. En tres cuartos de hora estamos en Mestanza, en casa de la tía Juana. Nos cenamos los sargos con la Antoñita, en su casa.
esqueleto perdido en libro de anatomía
En el Theatrum Anatomicum de Caspar Bauhin y Theodor de Bry, publicado en1605, hay un esqueleto perdido entre sus páginas. Y más tarde encontrado por Joanna Ebenstein, que lo hizo público en su blog Anatomía Mórbida.
¿Y qué extraña sensación cuando descubrimos que estamos muertos?
El esqueleto cabezón perdido se encuentra con un desagradable vecino dispuesto a segar un cultivo de cabezas.
Maravillosa ilustración de Alexander Monro (1697-1767) en el Traité d'osteología (o Anatomía de los huesos).
También en Anatomía Mórbida.
celtiberia
El único investigado en España por los crímenes del franquismo era, precisamente, el juez que había querido investigarlos. Natalia Junquera. Madrid. El País 29 sep 2013.
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sábado, 28 de septiembre de 2013
lloviendo en porto covo
En el mercado compro, muerto de envidia, dos besuguitos y una minibarbacoa como las de Alcácer, pan y quesos varios. Visitamos las playas de Porto Covo. Se pone a llover y nos vamos a comernos a casa los besugos. Veo como el Real Madrid gana al Bayer Leverkusen mientras Beni lee. A última hora sale el sol, y nosotros. En los acantilados nos sentamos a ver su fin.
Las casas son pequeñas, de una planta y con patio. Detrás de las ventanas se ven siluetas delante de la tele. Los cielos rasos son de vigas de madera y carrizo. Compramos unas cervezas al hombre que vende vino de garrafa todo el año. Unas tapas de chorizo que saben a callos en el Don Carlos, en el camping. Hay poca gente en las calles. Recogemos semillas de Ricino y otra extraña planta con un fruto parecido.
Las casas son pequeñas, de una planta y con patio. Detrás de las ventanas se ven siluetas delante de la tele. Los cielos rasos son de vigas de madera y carrizo. Compramos unas cervezas al hombre que vende vino de garrafa todo el año. Unas tapas de chorizo que saben a callos en el Don Carlos, en el camping. Hay poca gente en las calles. Recogemos semillas de Ricino y otra extraña planta con un fruto parecido.
viernes, 27 de septiembre de 2013
desembocadura del sado
Alcácer do Sal pereciera una ciudad marítima con su paseo fluvial y todas las casas mirando al agua. En la hora de la comida la gente saca unas parrillas sobre un recipiente de hierro, como una diminuta barbacoa, y se hace su pescado y sus chorizos. En la paralela del paseo fluvial, entre el Museo Municipal y la Iglesia de Santiago. Esta iglesia forrada de azulejos con escenas de la Virgen, su hijo y el santo, se construyó en honor a Santiago, pues el castillo fue liberado de los árabes por la Orden de Santiago, cuyos monjes guerreros aparecen en el altar sobre unas nubes, visitando a la Santísima Trinidad. Me gusta el efecto de los azulejos mal colocados. Los curiosos motocarros y camioncillos van cargados de productos del campo.
El castillo está en un monte en la parte trasera del pueblo, es ahora una pousada. Allí, una señora que está fregando nos muestra las ruinas romanas y árabes, el aljibe del convento y el proyecto de museo mal iluminado con los huecos de hormigón donde irán las piezas encontradas en las excavaciones.
Nos recomiendan O Brazâo para comer, una sopa de peixe, que resulta ser un estofado de patatas en una cazuela para cinco, y cabrito a la parrilla con unas migas. El sitio es feo y con gente de negocios, pero la comida está muy rica y no es caro.
De Setúbal merece la pena el centro, ya que el resto está lleno de pisos. La Iglesia de Jesús con sus columnas retorcidas y mármol por doquier. Pequeñas calles peatonales con tiendas donde da gusto pasear. De Palmela O Castelo y los barrios anexos con las calles empedradas. Están retirando los trastos de la Fiesta de la Vendimia. Vamos hacia Sesimbra pasando por Quinta de Anjó, Vila Fresca y Vila Nogueira de Azeitâo, todo lleno de bodegas. Bordeamos la Sierra de Rábida hasta Santana, desde donde ya se ve el enorme castillo de Sesimbra. Éste es un pueblo grande escondido en una ensenada con playa y puerto donde miran las casas y demasiados bloques de pisos. Alucinante Cabo Espichel. Dos filas de casas con soportales abandonadas formando una sola calle, desde santa María do Cabo hasta una capilla con una fuente en su interior, donde encontramos unos fósiles de caracolas.
Empieza a anochecer y se circula fatal. Volvemos a Alcácer y Sines. Y luego Porto Covo, donde nos hacemos unas godornas a la plancha. Y más tarde nos dormimos.
jueves, 26 de septiembre de 2013
porto covo, vilanova, odemira, zambulheira
Enseguida desaparecen las nubes. No tenemos ningún plan. A Beni le apetece quedarse y tomar el sol. En Vilanova lo tomamos, al otro lado del río, donde no hay casi nadie. Comemos ensalada y porco alentejano. Rico. Luego una bica de café.
Odemira, a unos 33 kms. al sudeste, en lo alto de un monte, se accede por un puente de hierro. Caminamos por un paseo de madera a la orilla del río. Todo tiene un encanto especial, como si el tiempo se hubiera parado hace unos cuarenta años. Las casas mal arregladas con grandes plantas, algún girasol, palmeras, huertas y animales. Me siento atraído por este mundo, cerca. En el cabo de Sardâo un faro y un campo de fútbol rodeado de acantilados (no podrán chutar muy fuerte) y dos marquesinas de autobús para los equipos visitante y local. Todo acantilados y rocas donde rompen las olas. Pescadores escalan con grandes cañas, dejando las siluetas de las motos junto al abismo, con los motores protegidos con sacos de plástico. De este pueblo era Damiâo, o Damiano, tratadista de ajedrez del siglo XV que inventó algunas jugadas como el Gambito de Damiano o la defensa portuguesa.
En Zambulheira, un pueblo pequeño, encontramos esa plaza llena de bares que buscábamos en Vilanova, y está aquí porque aquí ya hemos estado alguna vez. La marea está baja y deja ver una playa inmensa, preciosa, con rocas negras que rompen la planicie de arena. Nos sentamos frente a la puesta de sol con unas cervezas. La hora feliz se dilata hasta que el sol se zambulle y, de golpe, se hace de noche. Enguarrino las páginas con cerveza y acuarelas mientras Compay Segundo canta detrás de la ventana, y espero que se sequen fumándome un SG y mirando a los paisanos lucir sus gorrillas negras.
miércoles, 25 de septiembre de 2013
viaje a portugal en el 2000
Sábado 23 de Septiembre: Madrid - Cáceres.
Despistados como siempre, nos dejamos la bolsa de la comida. Los apartamentos de Porto Covo están pillados, así que decidimos dormir en Cáceres, que Beni no conoce. Pillamos una habitación en la Residencia Zurbarán por 5.000 pesetas, en el centro. El casco viejo está lleno de bodas de tulipas y gasas. Caen unas cervezas en la Plaza Mayor con migas y callos. Alguien da voces con un micro y una pesada no hace más que hablar de su ex. Ahora cantan Señor ven a mí, yo quiero vivir en ti. La vida corre de aquí al Paseo de Cánovas hasta la calle Pintores y viceversa. A partir de medianoche empiezan a llegar jóvenes con bolsas llenas de botellas, inundan las escaleras de entrada al casco viejo y luego toda la plaza. Nunca había visto tanta gente chaspando tan incómodamente. Cuando empiezan a apretarnos, no vamos.
El techo de la habitación es abovedado, me pone. La habitación es limpia, aunque encuentro un chicle pegado en el cabecero de la cama. En un acto amoroso, pego mi chicle al viejo. Ahora dormiré feliz.
Valencia es un pueblo agradable con castillo de origen árabe reconstruido en el XVIII. Casas antiguas encaladas con bóvedas de crucero en los bajos. Grande, con cines y bancos para cambiar moneda. ¿Un cafelino? nos pregunta el camarero de la cafetería panadería pastelería del Barça y del Español. Hablan de una señora de 105 años que sale todos los días a la calle, la madre del lotero.
En Santiago do Caçem vemos las ruinas romanas de Miróbriga, en buen estado
En Porto Covo, volvemos al Miramar. En el restaurante del puerto han tirado la terraza de madera y la están haciendo de cemento con unas columnas horrorosas. Pedimos un arroz de tamboril, un pez parecido al mero o el pez espada. El sol se pone detrás del Océano Atlántico y la camarera nos enciende una vela. El queso es excelente. La dueña se acuerda de nosotros. Dice que la obra es legal legal mientras hace el gesto de estampar un papel en la pared. Tendréis que venir en invierno a dibujar mi nueva terraza, dice. El pâo es esponjoso y el café riquísimo. Me bebo a la fresca dos cubatas de ginebra con Sprite que me están como la Gloria.
Playa de Porto Covo |
Lunes 25: Porto Covo - Vilanova de Milfontes.
Nos bañamos en la playa hasta la hora de comer. Los precios son más caros que en invierno. Compramos pescados del día en el mercado: cuatro sargos y unos besuguitos. Comemos en el quiosco de la playa. Han puesto un sombrajo en el patio. El camarero es el mismo, un pardillo educado en un colegio portugués tipo chupete, con una calva tapada con un arduo curro de repeinado con el resto de pelo, camisa de cuadros bien planchada y metida en el pantalón. El restaurante es una casa preciosa de madera. Comemos muy bien. Después bica y digestones. En esta felicidad no puedo dejar de acordarme de los soldados portugueses que luchan contra las milicias en Timor Este.
martes, 24 de septiembre de 2013
fantasmas cotidianos
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Siempre domingo
por momentos
era tan triste ese mundo que se descabalgaba de la canción ya en el segundo verso y yo no podía aguantar alguna lágrima. Menos mal que estaba ese momento dulce cuando, recién acostada y con el abanico aún en la mano, hablaba despacio y, cansada del paseo, exhalaba las palabras mágicas me alegro, ojalá lo viera, que todavía se agarraban con afecto, y alguna pequeña sonrisa mientras acaricio su cara antes del oscuro sueño.
lunes, 23 de septiembre de 2013
los viajes de henri michaux
domingo, 22 de septiembre de 2013
libros de texto asiáticos repintados
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razón pura
Un portavoz de la policía de Rostov del Don, Viktoria Safarova, Rusia, dijo que dos hombres de 20 años estaban discutiendo sobre la filosofía de Kant mientras estaban en la fila para comprar cerveza en una pequeña tienda en domingo. La discusión degeneró en una pelea a puñetazos y uno de los participantes sacó una pistola y disparó en repetidas ocasiones sobre el otro. abcnews
sábado, 21 de septiembre de 2013
vendimia
Una máquina estruja los racimos negros mientras los marroquíes esperan bajo la alameda, donde comen, lavan la ropa y duermen. Tanto polvo que parece que algo se ha derrumbado y que el sol está quemando las hileras. Sus casas, sus vidas. Nadie trabaja excepto esa ruidosa máquina venida de Alá sabe dónde.
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Vida campestre
bares, cafés, terrazas y una tasca de madrid
Araceli pone un vino con canela y genciana en la Taberna Sagasta, en Sagasta con Luchana.
La oscura cafetería del Palacio de Cibeles solo ofrece lámparas, y café a 1,90 euros.
En Sudamérica llaman petisas a las bajitas en plan cariñoso. La Petisa es un bar pequeñito en Lope de Vega de una pareja de jovencitos simpáticos de buen trato.
Impresionantes vistas en la terraza del Palacio de Cibeles a precios escandalosos: 4,50 euros una infusión y 6 euros una cerveza.
El eterno Café Comercial, mi favorito. En la Plaza de Bilbao.
Terraza del Mariano en Tirso de Molina.
viernes, 20 de septiembre de 2013
potaje de berenjenas de almagro
Las berenjenas de Almagro son más pequeñas que las moradas, tienen la piel más fina, se dan en el Campo de Calatrava y están saliendo ahora en mi huerta. Se puede hacer con las verduras del tiempo o las que queramos.
INGREDIENTES (para cuatro personas): cinco berenjenas pequeñas, una patata, un calabacín pequeño (para usarlo con cáscara), un trozo de tomate o uno pequeño, una cebolleta grande, un poco de guindilla, (también unas judias verdes y algo de zanahoria, aunque aquí no las hemos usado porque no hay en la huerta), dos dientes de ajo, una hoja de laurel, un poco de pimiento seco, sal y aceite.
Se sofríen todas las verduras en trozos, la guindilla, el pimiento seco y la sal al final.
Se echa agua para que cueza. Cuando la patata está casi, se prueba de sal y se le echa pimiento rojo tostado y machacado, que le de color.
Cuando las patatas y berenjenas estén en su punto, se retira, y emplatamos.
Tradicionalmente se cocía en un puchero al amor de la lumbre.
verbena en un cuaderno de bolsillo
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