sábado, 31 de marzo de 2012

de la ciudadela a el gezirah




Toni, que tiene una empresa aquí, nos consigue una suite en el hotel El Gezirah Sheraton a muy buen precio. El sitio es perfecto, a una buena altura en el centro de El Cairo. Desde la terraza vemos las pirámides. En la tele ponen trozos de pelis en blanco y negro de un cantante igualito que Antonio Molina, cantando a sus chicas lo de habibi ya nur el ain, mi amor luz de mis ojos. El tiempo en Arabia, África y Australia.

Antigua postal de La Ciudadela
El truco para pedir un destino al taxista es decir el nombre de la mezquita más cercana. Ya vamos por 10 libras el paseo. Hoy toca Midan Salah-Ad-Din y la mezquita Al-Nasser Mohammed para subir a la Ciudadela. Abierta durante todo el día, apenas si tiene turistas, aunque sí muchos visitantes egipcios. Lo que más me gusta es la pequeña mezquita de Solimán-Bajá.
Mezquita Al-Rifai y madrasa del sultán Hasán con su tumba sin cuerpo. Le doy propina a una chica que guarda los zapatos, pero ella se la da a un gordo sentado en un sillón pelando la pava. Caminando a la mezquita de Ibn-Tulún. Es inmensa, sólo vemos algunas dependencias porque está de obras. El Saiyida Zeinab, casas antiguas medio en ruinas y extraños negocios. Unos chicos nos dicen que nos volvamos, que es peligroso. Lo más peligroso parece la policía, con sus botas abiertas sin cordones y sin calcetines (demasiado calor para este uniforme). Port Said, inmensa avenida comercial, cafés y comercios. Frente al Museo Islámico, la policía esposa a dos chavales. Plaza de Solimán-Bajá. El mítico Café Groppi, hay tres locales, fundado a finales del siglo XIX por un traidor suizo. El Parlamento, la. Sociedad Geográfica, la Ciudad Jardín. Plaza de Al-Tahrir, Gezirah, Museo de Arte Contemporáneo y el de la Civilización, muy cerca del hotel.

viernes, 30 de marzo de 2012

otra vez a el cairo




Desde el avión hacia El Cairo vemos la franja verde en ambas orillas del Nilo y las cadenas montañosas rocosas del desierto. Es curioso como la vegetación va comiendo el desierto con la canalización del agua. A veces, rodeando estas montañas de roca. La arena tiene un comportamiento parecido al agua, pero movida por el viento. Forma ríos que bajan de las montañas, y lagos, y mares. Rodeando formaciones rocosas como manchas. Luego, picos saliendo de las nubes. Debe ser el Mar Rojo ( el té con leche está delicioso). Bajando a El Cairo, otra vez montañas; y un inmenso cañón que las atraviesa.

Vamos al zoo. Uno puede tocar las jaulas y los animales. El uniforme de los cuidadores es militar, con gorra de plato sin visera. Cada jaula tiene el suyo, sentado en una silla apoyada en la reja. Vende pinchos de madera con zanahoria y lechuga que un niño inocente con gafas acerca ahora mismo al oso (!). Otro le da pececitos a un pelícano blanco y rosado con la papada amarilla. Levanta el pico y toca al niño, que se asusta. Tigres y canguros pequeños. Chimpancés agarrados a sus madres. Hay muchas especies y algunas jaulas demasiado pobladas. Aquí mismo está la fragua donde se hacen las rejas. Un cuidador nos pide dos libras por ver un leoncito bebé que nació ayer. Las casas coloniales de los tigres, los quioscos y los relieves de las entradas a las de los elefantes y jirafas son preciosos, como de  peli de aventuras o un sueño.

El mejor medio de transporte es el metro. Una libra el billete. Nuevo, moderno, superlimpio. El problema es que sólo hay tres líneas. Hay bonos de tres meses y tiene un logo que me encanta (muy simple y muy árabe).
Paseamos hasta la Plaza de la Revolución. Vemos ovejas en los patios y borricos por las calles. La gente que sabe inglés se acerca para ayudarnos. Niños alegres y pobres, vendedores de rosquillas que llevan en la cabeza, mujeres completamente tapadas y estudiantes con vaqueros, pesadores tras la báscula, chicas que hablan dulcemente con ojos negros que te atraviesan... muchas imágenes en la cabeza, que giran cuando el sueño llega.

La entrada del zoo cuesta 12 piastras, unos 60 céntimos de peseta.

mani en ciudad real




Manifestación del 29M en la Plaza Mayor de Ciudad Real. Llega la columna sindical. Tienen preparado el equipo de sonido para hablar en público. Dicen que se añadirán los estudiantes huelguistas en apoyo de los trabajadores en huelga (como si los estudiantes no sufrieran los recortes, como otros muchos colectivos). No esperan a que lleguen. Recogen su equipo de sonido y se largan. Poco después, llega la columna de los estudiantes gritando con brío. Ya no hay banderas . Una chica lleva un cartelón negro, sobre el que ha escrito así es como veo mi futuro.

miércoles, 28 de marzo de 2012

antiguas postales de egipto
































Rescatadas de http://www.vintag.es/

29m


martes, 27 de marzo de 2012

rechazo de la dieta

Oh, pueblo depravado en esta hora
en que vives feliz sin darte cuenta
de lo feliz que eres con la renta
y el aumento y el punto y la mejora.

Como niño que rabia y luego llora
porque le dan calmante y aspirina,
rechazas la ingeniosa medicina
de una dieta prudente y protectora.

Con expresión procaz, zurdo y alcohólico,
protestas del vacío de tu olla.
No comprendes la lucha contra el cólico.

Sueñas en rico guiso y tierna molla,
roja legumbre y requesón diabólico,
y para hablar pronuncias mierda y polla.


T.B.O. de Alfonso Sastre.

luxor

Madrugar encima de un barco sobre el Nilo es una auténtica delicia.
Vamos a los valles de las Reinas y de los Reyes. En el primero visitamos la tumba de Titis, con relieves policromados. Su padre le presenta todos los dioses. Alucinantes pinturas en la tumba de Nefertari, abierta el año pasado. Carísima la entrada.
En el Valle de los Reyes visitamos la tumba de Ramsés. Sarcófago destrozado con fuego para romper la gran piedra. Los muros están escritos sobre blanco y los techos de azul oscuro con pinturas doradas, blancas, amarillas y rojas, representando el libro de los muertos. Me extraña que no estén alisados,que sean tan rústicos. Los dioses con cuerpo humano y cabezas de animales. La de Amenophis tiene el sarcófago completo. La de Ramsés XIX es la número seis.
Los agricultores de Luxor viven pobremente en casas de colores. Algunos pintan en las fachadas sus viajes a la Meca. Hay aviones y barcos preciosos, y otras vicisitudes. Están rodeadas de palmeras y suelen tener un corral de adobe, y algunas, palomar. Los animales corretean alrededor. Algunos búfalos flacuchos están encima del techo. Los hombres se sientan encima de una especie de sofá de caña que parece una jaula, tomando la sombra. También hay poblados en las rocas del desierto, excavadas o formadas por casitas pintadas de colores chillones sin una sola sombra. A pesar de su pobreza, o quizás por eso, tienen antenas parabólicas y tele. Las mujeres aman las novelas. Los hombres venden restos de cerámicas. Unas niñas se ganan la vida vendiendo muñecas de trapo a los turistas, unas muñecas preciosas torpemente cosidas que venden por una libra (cincuenta pesetas). Los demás niños van al colegio con un uniforme azul y blanco. Allí están hasta las dos. Vemos los templos funerarios de Hachesut y Tutmosis III. También los colosos de Memnón.
Los templos de Luxor y Karnak son impresionantes, exagerados, desproporcionados (con el hombre), enormes. Se me jodió la cámara de fotos. Beni no hace más que acordarse de su hermana, a la que le encantaría estar aquí, bajo estas columnas de  más de veinte metros de altura. Dan ganas de llorar, no sé porqué si todavía no han puesto la musiquita. Me refiero al templo de Karnak, que debe ser el templo más grande del mundo. Dentro está la mezquita más antigua de Luxor y una transformación copta en el santuario. Hay una escultura del joven Tutankamon y los relieves del Imperio Antiguo junto a los bajorrelieves de Alejandro Magno, oscenos ante la delicadeza de los primeros.
Demasiado bullicioso el de Luxor con tanto turista. Bebemos té y fumamos en sisha en las terrazas de una calle peatonal. Cuando ellos acaban sus pipas, se levantan, se besan o se dan la mano y se despiden.

lunes, 26 de marzo de 2012

29m







Qué moderada es esta gente. Vienen pidiendo. En vez de asaltar la institución y hacerlo todo pedazos, vienen pidiendo.

Texto y dibujo de Franz Kafka

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en barco por el nilo






Nos deslizamos suavemente. Mucho viento. Casi todo el tiempo estoy sentado en la terraza-cubierta, a veces sube alguien más. A la orilla huertas y palmeras, gente que monta en barcas o descansa junto a las casas y búfalos de agua. Detrás de las franjas verdes, el desierto. Kom Ombo, la ciudad del oro, desde aquí se accedía a las ciudades donde se extraía oro. Impresionantes las ruinas del templo destruido por la arena y los coptos. El sol juega con sus columnas y sombras. Los capiteles repiten la dualidad lis-papiro. En las paredes de la Capilla de Hathor, momias de cocodrilos e instrumentos de cirugía de la época romana (dibujo).
Pasamos las canteras de gres de Yébel Al-Silsila, donde está la esfinge inacabada y la capilla de Amenofis III. Cojo las hojas de una antiquísima mimosa. Ganado en las islas, que pasan con grandes falucas.
Parada en Edfú. Templo de Horus, dios-hombre-halcón. Entrada de Tolomeo III Evergetes, que lo reconstruyó de 233 al 57 ac. La tarde va cayendo, dibujo un palomar igualito que los que viera Von Gonzenbach hace más de un siglo.
Llegamos a la ciudad de Esna, con una hermosa silueta contra un cielo que se oscurece, cargada de palmeras y minaretes. Las luces ya están encendidas. Ya es una de las mil y una noches.
En la tele Egipto gana a Francia al balonmano, tiene un buen equipo. Un francés da una patada en un ojo al portero egipcio y tienen que retirarlo. Nabile se lesiona. Me duermo antes de que acabe.

domingo, 25 de marzo de 2012

viernes en asuán

La falsa Isla de Filé mantiene sus verdaderos monumentos en excelentes condiciones. Los romanos los conservaron y reconstruyeron para su uso, decorando sus paredes de forma burda, militar. Incluso los soldados franceses los mantuvieron. Sólo los cristianos entraron con mazo y cincel. No soportaban esas impúdicas diosas y reinas enseñando sus ombligos.
Flotamos sobre el Nilo en faluca hacia Elefantina conducidos por nubios. El que toca el tambor se casó con una australiana y está deseando hablarnos en inglés. Ellos odian la memoria de Nasser, que los echó de sus tierras más fértiles y los concentró en tres poblados de la Isla Elefantina para ser espectáculo de guiris. Sus casas no tienen más muebles que una tele y una tinaja fresca al lado del frigo, comenta un guía egipcio. En El Cairo hay otra importante población de nubios. Hace un calor de pelotas y no hacemos más que pensar en cómo debe ser este viaje en verano (que es la temporada alta). Nos bañamos. Recuerdo la cesta de Moisés. En  esta isla conocemos una pareja interesante que se hospeda aquí. Nos cuentan que hay un elegante transbordador gratuíto que va y viene constantemente entre el Hotel Isis y Asuán. Quedamos para compartir taxis en El Cairo.
Los camareros del barco son una mafia carcelaria. Daniel va repeinado y con bigote, el jefe lleva gafas barrocas de marca. Las enseñanzas del turismo. Las guías están gordísimas de comer de gorra. Como en un circo familiar, tratan de mantenernos contentos. Lo mejor es que hay turistas egipcios, que no se apuntan a las excursiones.
Cogemos el transbordador, disfrutamos de su terraza, visitamos un pueblo nubio con cabras por las calles, volvemos en un barco más pequeño lleno de egipcios y niñas guapas y simpáticas. 
Disfrutamos en el zoco. Los niños repiten frases hechas en español: hola pajarito sin cola, visca el Barça y cosas de estas que diría el ordenador de 2001 desconectándose. Aún tan pequeños, trabajan, mantienen un negocio con una báscula o una fotocopiadora, fuman en sisha y juegan al dominó con una eterna sonrisa.