domingo, 25 de marzo de 2012

viernes en asuán

La falsa Isla de Filé mantiene sus verdaderos monumentos en excelentes condiciones. Los romanos los conservaron y reconstruyeron para su uso, decorando sus paredes de forma burda, militar. Incluso los soldados franceses los mantuvieron. Sólo los cristianos entraron con mazo y cincel. No soportaban esas impúdicas diosas y reinas enseñando sus ombligos.
Flotamos sobre el Nilo en faluca hacia Elefantina conducidos por nubios. El que toca el tambor se casó con una australiana y está deseando hablarnos en inglés. Ellos odian la memoria de Nasser, que los echó de sus tierras más fértiles y los concentró en tres poblados de la Isla Elefantina para ser espectáculo de guiris. Sus casas no tienen más muebles que una tele y una tinaja fresca al lado del frigo, comenta un guía egipcio. En El Cairo hay otra importante población de nubios. Hace un calor de pelotas y no hacemos más que pensar en cómo debe ser este viaje en verano (que es la temporada alta). Nos bañamos. Recuerdo la cesta de Moisés. En  esta isla conocemos una pareja interesante que se hospeda aquí. Nos cuentan que hay un elegante transbordador gratuíto que va y viene constantemente entre el Hotel Isis y Asuán. Quedamos para compartir taxis en El Cairo.
Los camareros del barco son una mafia carcelaria. Daniel va repeinado y con bigote, el jefe lleva gafas barrocas de marca. Las enseñanzas del turismo. Las guías están gordísimas de comer de gorra. Como en un circo familiar, tratan de mantenernos contentos. Lo mejor es que hay turistas egipcios, que no se apuntan a las excursiones.
Cogemos el transbordador, disfrutamos de su terraza, visitamos un pueblo nubio con cabras por las calles, volvemos en un barco más pequeño lleno de egipcios y niñas guapas y simpáticas. 
Disfrutamos en el zoco. Los niños repiten frases hechas en español: hola pajarito sin cola, visca el Barça y cosas de estas que diría el ordenador de 2001 desconectándose. Aún tan pequeños, trabajan, mantienen un negocio con una báscula o una fotocopiadora, fuman en sisha y juegan al dominó con una eterna sonrisa.

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